Unos mejores Warriors ponen el 2-0 sobre Houston

Hay un dato que no debe quedar alejado del análisis del encuentro: los Rockets no estuvieron por delante en ningún instante del segundo partido de las semifinales del Oeste que perdieron en Oakland, ante los Warriors (115-109). Houston se vuelve a casa con un claro 2-0 en contra, tras un Game 2 donde Golden State fue superior a pesar de no tener el triunfo asegurado hasta el último minuto. El siguiente duelo, en Texas, este sábado.

El quinteto de la muerte

Así lo definió Guille Giménez, comentarista de Movistar + a la hora de referirse a los cinco jugadores que demuelen todo lo que pase por delante de ellos. La clásica formación de los Warriors compuesta por Stephen Curry (que tuvo que ir al vestuario en la primera mitad por problemas en un dedo de la mano), Klay Thompson, Kevin Durant, Andre Iguodala y Draymond Green ha estado excelsa esta madrugada. Ese quinteto ha hecho 101 de los 115 puntos de los locales, con los 29 puntos de Kevin Durant como la nota más alta.

Ni siquiera hizo falta casi nada más y cuando las cosas amenazaron con ponerse feas, Kevon Looney en pista, Kerr decidió en el último cuarto que los tres puntos de distancia a los que se habían acercado los Rockets mediado ese periodo eran un riesgo. Así que volvió a tirar de su formación estelar y el resultado fue un parcial prácticamente definitivo de 11-2.

El ‘piquete’ de ojos de Green

Antes de todo eso, pasaron cosas que darán que hablar, herencias del tremendamente polémico Game 1. Andaban los ánimos caldeados en Houston por lo que creían que había sido un mal arbitraje el choque que abría la serie, en lo que pensaban que era una continuación de malos trabajos previos cuando se han medido a los Warriors. En este contexto, Chris Paul celebró ostensiblemente el hecho de que a los Warriors les pitaran una falta en ataque en contra.

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Aunque lo más subrayable en todo esto fue el piquete de ojos, a través de un manotazo en la pelea por el rebote, de Green sobre James Harden en el segundo cuarto cuarto, al estilo de las Finales de 2018 con LeBron James. Harden tuvo que visitar los vestuarios, luego jugó con un considerable derrame en su ojo izquierdo y estuvo toda la velada con gestos claros de que algo no funcionaba en su visión. «Apenas puedo ver. Está todo bastante borroso», confirmó al término del duelo.

Acabó con 29 puntos, 7 rebotes y 4 asistencias. Green estuvo, como siempre que toca, a un gran nivel sobre el parqué, algo que en los duelos cumbre suele ir acompañado de esa actitud intensa. No ha faltado este martes. En la segunda mitad recibió una técnica junto con Nené Hilario.

Houston, a remolque durante todo el choque, empezó a perder la iniciativa en el primer cuarto, con un parcial de 10-0 que le dejó lejos del rival sin haber sudado casi. Ese tanteo le hacía pasar del 12-8 al 22-8. A partir de ahí, a nadar. Mucho más difícil la afrenta si eres un plantel que concede 18 rebotes ofensivos al rival (5 de ellos de Green) y 17 pérdidas. Así es complicado, más todavía si tus porcentajes de tiro son aceptables, pero lanzas menos a canasta. En un plantel acostumbrado a tirar y a tirar, acabamos de ver cómo los de Mike D’Antoni han lanzado en 77 ocasiones, cuando su media de la Temporada Regular se ha acercado a los 90. Menos tiros, incluido menos triples (40 intentos en el Game 2 frente a la media de 45 de la Regular Season) en una dinámica ya vista el pasado domingo en el duelo inaugural.

Tuvieron su momento

Incluso así, los Rockets se pusieron a tres puntos, 93-90, a falta de toda una segunda mitad del último cuarto. A este escenario habían entrado con opciones (82-75) gracias a un parcial de 8-0 liderado por Harden. Luego, en el último asalto, la extrema cercanía de los Rockets llegó a través de dos tiros libres de Clint Capela. Sin embargo, segundos antes Kerr ya había puesto a Iguodala por Looney y a Green por Shaun Livingston. Lo que vino fue el citado 11-2 de parcial. Negándose a morir, Houston se aprovechó de dos errores  de Kevin Durant para con un minuto y segundos por jugarse firmar un pequeño parcial de 0-4, todo desde el tiro libre, y abrazar alguna esperanza. La tuvieron, pues a falta de 44 segundos un triple de Paul podría haber puesto el 108-105. No entró.  El sábado, más madera.

¿Y los árbitros?

Cuenta el dicho que la mejor noticia que pueden tener unos árbitros sobre su trabajo es que no se hable de ello. Eso supone que lo han hecho bien. Ayer, por encima de acciones puntuales, los colegiados no fueron noticia. Ni siquiera por el hecho de que entre el trío arbitral se encontrara Scott Foster, supuesto enemigo de Houston. Nada. Igualdad en faltas señaladas en contra, con 21 para los visitantes y 23 para los Warriors, 24 tiros libres para los Warriors y 25 para Houston y una técnica para cada equipo son algunos de los ejemplos de que ciertamente pasaron inadvertidos los colegiados tras el caldeado inicio de semana.

«Ni siquiera reparé en el arbitraje. Creo que nadie lo hizo. Es el mejor cumplido que puedes darles. Hoy solo hubo baloncesto», sentenció Kerr en la rueda de prensa posterior al Game 2.

(Fotografía de portada: Thearon W. Henderson/Getty Images)


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