Parecía que los New York Knicks empezaban a comer perdices tras su victoria del viernes en Chicago, sin embargo este domingo hicieron honor a la creencia de que la felicidad son momentos. Cayeron en el Madison Square Garden ante los Utah Jazz. El conjunto visitante se llevó el partido (109-114) gracias a su mejor último cuarto y mayor cooperación de grupo.
No supieron los Knicks dar el callo cuando el encuentro pedía a gritos un dominador. Los Jazz se pusieron por delante en el tercer cuarto y ya no permitirían nuevas insurrecciones en el marcador hasta el final.
La victoria de los Jazz volvió a estar representada por el boyante momento que viven las manos de George Hill. El base autografió 23 puntos, 9 asistencias y 2 robos de balón (con 8 de 12 en tiros de campo). Hill, habitual líder de los Jazz este año, encontró al consorte perfecto en Gordon Hayward, que jugó su primer partido del año tras recuperarse de lesión, y terminó con 28 tantos y 5 rebotes.
https://twitter.com/utahjazz/status/795344688454565888
Entre los dos repartieron juego a todo su equipo, involucraron a grandes y pequeños, anotaron y ahogaron la tímida rebelión de New York.
Carmelo y Porzingis
La atorada circulación de balón en ataque, reducidos réditos en defensa y no demasiada aportación de la segunda unidad condenaron a los Knicks.
Carmelo Anthony (28 puntos, 9 rebotes, 3 asistencias), Kristaps Porzingis (28 tantos, 8 rebotes) y Derrick Rose (18 puntos 8 asistencias) volvieron a encarnar casi todo el poso de ataque del equipo. Entendiendo el dato como una centralización negativa, ya que echaron en falta cierta continuidad de los menos habituales en cancha.
https://twitter.com/nyknicks/status/795335100380479488
Clasificación
Los Knicks (2-4), pues, se toman un respiro de camino a las cumbres de la Conferencia Este. Campo base en el que no deberán quedarse demasiado tiempo si quieren tener un boleto válido para de Playoffs a mitad de abril.
Y, por el lado limpio de la escena, los Jazz (4-3) siguen opositando a una de las insurrecciones del Oeste. Con todas sus fichas ya importantes sanas menos Boris Diaw, empieza el verdadero termómetro del equipo que dirige Quin Snyder.
