Utah se adelanta en la serie en territorio hostil

Los Utah Jazz llegaron dispuestos a clavar su bandera en el FedEx Forum, y salieron en tromba, sorprendiendo a unos Memphis Grizzlies que, aunque tardaron un poco, lograron reaccionar y fueron arañando punto tras punto al marcador para ofrecernos un último cuarto de infarto.

Donovan Mitchell ha repetido estos días que está dispuesto a darlo todo por recuperar su nivel de All-Star tras la inoportuna lesión de mediados de abril. Aunque la puntería sigue sin acompañar, el escolta encadena su segundo partido de playoffs consecutivo por encima de los 25 puntos gracias a su agresividad innata por atacar el aro de cerca cuando la muñeca no hiere de lejos, y eso, con su inherente talento, derivó en once lanzamientos extra desde la personal, de los que convirtió nueve, para un total de 29 puntos y 5 asistencias en apenas media hora de juego.

Como decimos, los de Quinn Synder salieron como un ciclón y aventajaron en doce puntos a sus anfitriones en el primer cuarto (34-22), gracias muy en parte a su acierto desde larga distancia en los compases iniciales (7 de 15). Taylor Jenkins respondía dando entrada a Grayson Allen desde el banquillo para aportar un extra de pólvora al espectáculo (17 puntos en total), y Ja Moran levantaba al público de sus asientos con una delicatesen en forma de 360º.

Entonces hubo una situación que se repitió una vez tras otra durante casi veinte minutos sin descanso: cada vez que los Grizzlies empujaban y se colocaban a una distancia inferior a la barrera psicológica de los diez puntos, acto seguido un triple rápido de Utah volvía a llevar la ventaja por encima de la decena. Una vez era O’Neale, otra Bogdanovic… pero quién más se recreó en esta acción fue un Mike Conley que anoche habría ganado el Three Point Contest de calle: 7 de 10 fue su hoja desde más allá de la curva de 7,25, casi todos en tiros tras bote prueba de la gran confianza que le embargó durante todo el Game 3.

Clarkson aparece y la experiencia resuelve

Rudy Gobert hizo una buena labor defensiva sobre un Jonas Valanciunas que está en el pico de su carrera, evitando que mirase el aro con facilidad, pero ni por esas logró evitar que éste capturase hasta seis rebotes ofensivos. Eso sí, el francés, ADN de DPOY, se fue con cuatro tapones y un doble-doble de 15 puntos y 14 rebotes. Sin embargo, los de Salt Lake City empezaban a notar el aliento en el cogote. Los triples no eran suficientes y finalizaba el tercer cuarto cuando los Grizzlies se ponían a una posesión de colocar la ansiada igualdad en el luminoso.

Entonces el reconocido oficialmente como Mejor Sexto Hombre de la temporada hacía su aparición en el encuentro y el boxscore; Jordan Clarkson mantuvo a los suyos con dos triples y otro par de buenas acciones individuales, pero ni con esas evitaba que Memphis empatase el duelo a 98 a falta de ocho minutos para el final.

Dillion Brooks (27 puntos) cumplía el papel de Donovan Mitchell pero con su propio uniforme, y mientras desde el triple los tiros se le salían, en sus internadas hacia el metacrilato era infalible. Todo por decidir.

Los Grizzlies entraron en los tres últimos minutos de partido por delante, pero desde entonces la toma de decisiones de los Jazz fue muy superior, recurriendo al baloncesto fácil que han practicado todo el año y encontrando canastas sencillas en el pick and roll y el extra pass hacia dentro, mientras a sus rivales se le atragantaba la circulación y no hallaban la pócima desde el triple.

121-111 al final, donde Utah tuvo que sudar para arrancar un triunfo crucial en feudo enemigo y con lo que Memphis no puede volver a fallar delante de sus aficionados si no quiere que la serie regrese al EnergySolutions Arena con un 3-1 casi imposible de levantar.

(Fotografía de portada de Justin Ford/Getty Images)


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