El All-Star Game ha cambiado de pies a cabeza. Seguirán siendo doce jugadores en cada equipo, pero no habrá Este contra Oeste ni una elección que recaiga únicamente en los votos. Por primera vez, los dos jugadores más apoyados de cada conferencia serán los llamados capitanes, y en ellos recaerá la responsabilidad de elegir a quienes le acompañarán en el quinteto inicial de cada equipo.
Y es en ese punto es en el que surgen dudas con lo que se ha denominado Draft del All-Star. Mientras que la NBA, no de manera oficial, parece inclinarse por no televisar la elección de los participantes en el partido de las estrellas, ya que así protegerían los sentimientos de los jugadores involucrados, los protagonistas apuestan por lo contrario.
LeBron James, probablemente uno de los capitanes, ya dijo que sería genial que todos pudieran ver en directo las elecciones, pero claro, él seguramente será uno de los dos que tenga la posibilidad de seleccionar al resto. Por ello, la opinión de John Wall, quien podría estar esperando a que le señalasen con el dedo, gana peso.
«Creo que debería ser televisado quién va a estar en cada equipo. No creo que debas elegirnos y luego tener que esperar para que todos vean quién será All-Star. Deberían dejarlo saber al momento. Como dijo LeBron, somos adultos. Si no te eligen, pues no te eligen», explica a NBC Sports Washington.
Parte del espectáculo
La NBA ha querido revolucionar el partido de las estrellas porque como bien dijo LeBron hace meses, «el All-Star Game ha sido horrible en los dos últimos años desde el punto de vista competitivo». Desde esa perspectiva, el ver a los propios jugadores eligiéndose entre ellos es parte del aliciente del nuevo sistema. Convertirlo en algo privado sería un paso atrás.