Se confirman las malas noticias para Zach Collins. Si hace unos días se hablaba de que sus problemas en el tobillo izquierdo podrían alejarle una semana de las pistas, los Blazers confirmaron anoche que el jugador pasará por el quirófano y se perderá lo que queda de playoffs. El ala-pívot cierra así una temporada fatídica, en la que solo ha podido disputar 11 partidos por culpa de distintas dolencias físicas.
Sus problemas comenzaron en noviembre, cuando una lesión en el hombro le obligó a parar durante cuatro meses, pero la interrupción y posterior reanudación de la temporada en la burbuja le abrían la posibilidad de recuperarse y estar listo para el final del curso. Sin embargo, una vez finalizados los seeding games, una resonancia mostró una lesión por estrés en su tobillo, lo que le obligó a perderse los dos primeros partidos ante los Lakers y, ahora, a renunciar de forma definitiva a regresar este año.
De esta forma, Portland pierde algo de profundidad en su juego interior, aunque lo cierto es que el rendimiento de Collins en la burbuja estaba distando del que demostró meses atrás. Si en los playoffs de 2019 Zach dio un enorme paso adelante ante la baja de Jusuf Nurkic, esta vez los meses de parón se hicieron notar, y el jugador fue perdiendo cada vez más peso en la rotación de Stotts.
La recuperación de Nurkic, que ha vuelto a un altísimo nivel, hace de esta ausencia un golpe menos duro para los Blazers, en los que Hassan Whiteside, como ya ha ocurrido en los dos primeros encuentros de la serie, ganará algo de peso como segundo pívot. El ex de los Heat es un jugador de unas enormes posibilidades, pero sus desconexiones y problemas de actitud hacen de él un potencial problema, especialmente en la parcela defensiva, donde los de Oregón ya han mostrado flaquezas.
(Fotografía de portada: Kevin C. Cox/Getty Images)