Jeremy Lin y Kenyon Martin: amago racista que termina bien

En una sociedad sensible y con unas redes sociales que no pasan ni una, Kenyon Martin debió haber sido mucho más cuidadoso a la hora de elegir los términos en los que expresarse. Por fortuna, tanto él como el receptor de sus palabras, Jeremy Lin, han demostrado ser más civilizados y menos susceptibles que los aficionados que atestan las redes, de piel demasiado fina, teclado demasiado suelto y reivindicaciones bajo el sello habitual: oportunismo y a la sombra del anonimato.

Mensaje cruzado de ex dunker de los Nets a base actual de los Nets. Martin, con más tatuajes que piel a la vista, se lanzó a  opinar, de la manera menos afortunada, sobre último look de Jeremy Lin. Porque desde el fenómeno Linsanity y tras su marcha del Madison, Lin ha cambiado más de peinado que de equipo. Lo que no es decir poco.

A Lin, a pesar de haber nacido en California, le delatan sus genes cuando apuntas la mirada hacia arriba. Cabello negro, liso, grueso y fuerte; como jugador de los New York Knicks, sus aventuras en el peluquero nunca fueron más allá de un tímido degradado lateral. Con su explosión como jugador —en un partido precisamente ante los Nets— vino el desmelene, en su sentido más literal.

En los Rockets pareció tomárselo todavía con cautela; ya en los Lakers comenzó a experimentar con algunas líneas verticales al cero. En Charlotte, como una especie de antídoto ante un boom que se acababa y un mito terminal que se difuminaba, empezó a captar nuestra atención desde la segunda unidad con un estilo punk inconfundible. Una cresta de muchos centímetros de alto te obligaba a saber, sin esfuerzos, cuando Lin estaba en pista y cuando no. Pero conforme empezó a brillar como Sexto Hombre, llamar la atención a través de la gomina pareció dejar de ser necesario. Un clásico corte de pelo a capa con la raya en el medio le acompaño hasta final de temporada, mientras su mejor básquet volvía a fluir.

En su único año en los Nets, ha recuperado la estabilidad en su juego, pero no en su cabellera. Una procesión de rapados, moños, trenzas y coletas varias que han degenerado, como su último espécimen, en un degradado con rastas que terminan en una especie de recogido —a mí, en lo personal, el que más me mola de cuántos ha llevado—. Y aquí, Kenyon Martin, a quien nadie había invitado, quiso hurgar demasiado profundo.

Un símil desafortunado

El ex número 1 del Draft 2000 —uno de los peores Drafts que se recuerden— colgó un vídeo en su cuenta personal de Instagram en el que afirmaba que la nueva estética de Lin no era sino una clara demostración de que él desea «ser negro».

«¿Debo recordarle a este chico que su apellido es Lin? —decía en el vídeo—. Venga, tío. Termina con esto. No hubiera habido modo posible en el que luciera esas rastas en alguno de nuestros equipos. Vamos, hombre. Alguien tiene que decirle: ‘De acuerdo, hermano, lo hemos captado. Quieres ser negro’. Pero su apellido es Lin».

Una semana después, Martin lamentaba, en unas declaraciones difundidas por TMZ, haber pronunciado esas palabras. «Realmente no se lo estaba diciendo a él en concreto. Era una opinión en general, que ciertamente no debía haber centrado en él. Pero es que lo vi con esas rastas y me pareció de lo más hilarante. Pero no usé las palabras adecuadas, diciendo que ‘pretendía ir de negro’. No era mi intención ser racista ni nada parecido. Pretendía ser una broma y se me fue de las manos. Si le hice sentir mal, me disculpo. Soy una persona madura y reconozco cuando me he equivocado».

Todo queda en nada

En un primer momento, como es lógico, al point guard de los Nets no le sentó nada bien este vídeo que no tardó en hacerse viral. «Sólo estoy procesando todo lo que ha ocurrido; he sentido que se me estaba deshumanizado hasta cierto punto».

Pero la paliza de anoche a su ex equipo, los Knicks, pareció sentarle mucho mejor, y aprovechó para enterrar el hacha de guerra ante los micrófonos. «Creo que las cosas se sacaron un poco de contexto. Ambos tuvimos luego una conversación en la que él fue tremendamente cortés. Estoy impresionado por lo bien que ha manejado la situación y la charla que mantuvimos. Y siento realmente que sus hijos hayan tenido que lidiar con algunas de las secuelas de todo esto [muchos  aficionados les dedicaron mensajes no muy agradables por las redes sociales]».


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