Mark Cuban se plantea la presidencia de los EE.UU. en 2020

No hay que confundir su carácter excéntrico con un posible tono jocoso. Mark Cuban rara vez bromea; sólo que acostumbra a transmitir sus pensamientos de un modo tan directo y mordaz que a veces uno tiende a plantearse si realmente está hablando en serio. Y sí, el dueño de los Dallas Mavericks jamás ha tenido problemas a la hora de opinar, criticar, alabar, denunciar y posicionarse en cualquier postura que él estime justa y defendible.

Asimismo, también es harto sabido que Cuban no ha llegado a donde está gracias a la providencia, sino a través del emprendimiento, al trabajo duro y, por qué no decirlo, al descaro personal y empresarial. Y puede que todavía no haya tocado techo en este aspecto. ¿Qué puede ser lo siguiente para el dueño de una franquicia de la NBA, que amasa una fortuna inconmensurable y que posee una red empresarial con más terminaciones que un cableado eléctrico? Para otros no lo sé; para Cuban, la presidencia de los Estados Unidos de América.

Su apatía por el actual inquilino de la Casa Blanca es conocida, su complicidad y agrado por la vida política, notoria —ya se habló en su momento de vicepresidencia—, y que su ambición le coloca en el disparadero de las primarias para la próxima carrera hacia la presidencia, en 2020, una hecho más cada vez más plausible, como él mismo reconoció en el día de ayer en el podcast de Bakari Sellers.

«Sí, lo estoy considerando. Aunque todavía no estoy listo para comprometerme», ha sido su salida ante la interpelación de la hipotética presidencia de la nación. «Si esto trata de mi capacidad para alcanzar soluciones que la gente puede apoyar, y realmente tengo a mi alcance el resolver problemas, entonces sí que tiene sentido para mí. Pero si se trata de ‘creo que puedo ganar porque puedo convencer a más gente para que vote por mí’, entonces no me interesa. Realmente creo que hay respuestas correctas e incorrectas a los problemas. Mi objetivo es siempre encontrar una solución».

Arrodillarse ante el himno

Una de las polémicas más candentes en clave de patriotismo, es la presunta traición que se está realizando al himno y a la bandera. Decenas de jugadores —NFL, MLB, WNBA— se arrodillan al son de The Star-Spangled Banner, cuando éste resuena en estadios y pabellones como símbolo de protesta ante el repunte en la discriminación racial que está sufriendo, especialmente en los últimos meses, el país.

Una protesta ante la que la NBA se ha mostrado en contra, y que sin embargo ayer mismos se veía apoyada por uno de sus jugadores de procedencia turca, Enes Kanter: «En América no debería importar si eres alto, bajo, negro, blanco, gordo o flaco; sea lo que sea, debemos resolver esto juntos. Lo que está pasando ahora mismo es realmente triste. En América existe la libertad de creencias y de expresión. Hoy, protestamos de manera pacífica ahí fuera», expresa un Kanter que asevera que si en el partido de ayer ante los Nets hubiese dependido de él, toda la plantilla de los Knicks se habría arrodillado.

Cuban, se suma a la causa. «Si el objetivo es enviar un mensaje, entonces enviemos el mensaje de la mejor manera posible. No nos limitemos a jugar un partido y esperemos que la narrativa cambie por sí sola».

A sus 59 años, Mark Cuban, todavía tiene casi todo por decir.


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