Partido finiquitado. Los Denver Nuggets habían anotado los 15 últimos puntos del encuentro y así iba a ser. Ni en la irrelevante penúltima posesión iban a permitir la canasta fácil de Kuzma, que se llevó el tapón de Trey Lyes. Entonces Plumlee pescó el rebote y pasó el balón a Jamal Murray con 12 segundos en el electrónico.
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El partido debió morir inmediatamente ahí, sin embargo dio bastante juego esa última docena. El base de los de Colorado no pudo resistir la tentación de adornarse un poco. Un autopase ante Lonzo Ball fue suficiente para azuzar al público del Pepsi Center y terminar de calentar a Julius Randle, quien ya debía tener más que de sobra con ver como se les escapaba desesperadamente el choque en los cuatro últimos minutos de partido.
Faltando tres segundos para dar carpetazo a la noche, Randle, a quien no gustó nada el gesto de Murray a su compañero, se lanzó a por él en busca de un robo donde lo menos importante era el balón. Tuvo suerte, pues los árbitros solo le pitaron la cuarta falta personal. Randle ya llevaba una técnica, por lo que una segunda hubiera supuesto su expulsión.