La presente temporada quizás haya sido la más difícil para Brad Stevens desde que llegó al banquillo de los Celtics. La franquicia de Massachussets ha protagonizado un curso muy alejado de las expectativas que le colocan como candidato a la Conferencia Este desde hace ya unos años. El exigente entorno de Boston no ha dejado de verter críticas a una temporada regular que ha acabado con un decepcionante séptimo puesto y con la desgraciada noticia de la lesión de Jaylen Brown. Todo ello rodeado por los rumores sobre Stevens y las jugosas ofertas que le han llegado de algunos proyectos universitarios. Sin embargo, su continuidad parece estar más que asegurada.
El rumor saltaba poco antes de disputarse el partido contra los Washington Wizards en el play-in. Los Celtics ganaron cómodamente y se enfrentarán a Brooklyn Nets en primera ronda de playoffs. Pero la información de Adrian Wojnarovski apuntaba a que el puesto del técnico no estaba en riesgo aunque hubiesen sido apeados del play-in.
El periodista de ESPN planteaba también un verano de mucho movimiento en la organización, donde todos los focos señalan a la gestión de Danny Ainge. El directivo ha sido puesto en duda por su falta de ambición durante los últimos mercados, en los que solo ha logrado sumar nombres como Tristan Thompson y Evan Fournier. Insuficientes para un equipo que pretende construir un núcleo ganador alrededor de Jayson Tatum y Jaylen Brown.
La vigente temporada también supone la primera gran piedra de toque para Brad Stevens, cuyo trabajo desde que llegase a Boston ha sido aclamado de manera unánime. A partir de este verano, el técnico estará sobre aviso, obligado a demostrar que es el entrenador ideal para el proyecto. La presión de la franquicia más laureada de la historia —junto a Lakers— no perdona.
(Fotografía de portada de Maddie Meyer/Getty Images)