Mañana, en Houston, los Rockets y los Warriors se juegan la temporada. Llega el séptimo partido de las Finales de Oeste, en la primera vez desde 1979 en que ambas conferencias, pues también sucede en el Este, alargan sus Finales lo máximo posible.
Ese Game 7 del Oeste será en Houston y puede suponer el acceso a las Finales de la NBA para la franquicia texana, que no toca ese escenario desde el anillo de 1995. Una empresa mayúscula frente a unos Warriors que persiguen sus cuartas Finales seguidas. Y un reto que los de Mike D’Antoni no saben si harán con Chris Paul en sus filas.
Paul no está totalmente descartado
A un día para que llegue la cita de las citas en el Oeste, Chris Paul no está completamente descartado. Su lesión en los isquiotibiales de la pierna derecha, producida en los últimos segundos del quinto partido de la serie, le dejó fuera del Game 6, en Oakland, disputado este sábado. Sin embargo, para el duelo decisivo, aunque las probabilidades no son muchas, existen algunas puertas abiertas de cara a su participación.
Según apunta ESPN, el concurso de CP3 mañana es “menos probable que probable”, pero base trabaja contrarreloj desde “todos los ángulos para tratar de volver a la cancha”, aseguran desde la propia ESPN, cuyas fuentes en este caso no han sido comunicadas.
D’Antoni eleva las esperanzas
Horas después de esta información, Mike D’Antoni, en una conference call con diversos medios, apuntó a que la decisión se tomaría en las horas previas al encuentro. “Evoluciona bien. Los médicos le verán mañana (por el lunes) por la mañana y verán hasta dónde ha llegado y qué posibilidades hay. Ellos lo probarán y verán si hay alguna posibilidad. Sus preparadores trabajan casi 24 horas al día en él. Yo no tengo que ver nada si recibo el visto bueno de los preparadores, de los doctores y de Chris. Si alguno de los tres está en desacuerdo, probablemente no jugará”.