El repentino traspaso de DeMarcus Cousins a New Orleans Pelicans es, de momento, el movimiento del año. Dos de los mejores interiores de últimas fechas, formando pareja al son de un especialista en ataque como Alvin Gentry. De primeras suena bien, aunque a los rascacielos de Luisiana les esté costando enraizar el suelo. El movimiento ya es pescado vendido en la NBA, no hay marcha atrás. Sin embargo unas declaraciones recientes de John Wall pueden dar lugar a pensar que el deseo de Cousins, antes del traspaso, era terminar jugando en Washington.
«Él me dijo que vendría a (Washington) D.C. pero no sabía lo que iba a pasar», alegó recientemente Wall en declaraciones a Marc J. Spears, de The Undefeated. «Yo tampoco sabía que iba a ser traspasado de esa manera. Nosotros pensábamos que sería algo que ocurriría tiempo más tarde o que se quedaría en Sacramento. Me sorprendió tanto como a él», añadió el point guard de Wizards.
De esa manera, Wall adelanta pistas sobre las conversaciones que él mismo y DeMarcus Cousins —compañeros en la universidad y buenos amigos desde entonces— mantuvieron respecto al futuro del pívot.
De manera infalible, un traspaso de Cousins a Washington también habría edificado, de un solo golpe, una franquicia con aspiraciones muy nobles. Justo por debajo de Cleveland en la Conferencia Este. De hecho, Cousins había manifestado en alguna ocasión su simpatía por la idea de volver a compartir vestiduras con Wall.
Victoria importante
Cousins no terminó en Washington por obra y gracia de Sacramento Kings. Y ahora su realidad son los Pelicans de Anthony Davis. El martes, el conjunto que prepara Alvin Gentry logró una de las primeras victorias de entidad desde la llegada del nuevo recluta. Conseguida ante Portland, un rival directo, New Orleans mostró cierta mejoría frente a unos Trail Blazers que están algo por encima en la lucha por los playoffs.