La contratación de Doc Rivers como nuevo entrenador jefe de los 76ers marca una nueva dirección para la organización localizada en Pensilvania. Y, al menos de momento, sus funciones se limitarán exclusivamente a las propias del banquillo.
El papel de Rivers no alcanzará otros niveles dentro de la franquicia ni recaerán sobre él otro tipo de responsabilidades, como sí ocurriera en Los Angeles, según una información procedente del periodista de NBC Sports John Clark.
Durante su etapa como entrenador jefe de los Clippers, Rivers cumplió simultáneamente los puestos de entrenador y presidente de operaciones de baloncesto, hasta que fue destituido de este último en 2017. Aún así, el ya ex head coach mantuvo cierta influencia en las decisiones internas tras la contratación de Lawrence Frank aquel mismo año. De hecho, las evidentes diferencias existentes con el propietario Steve Ballmer sobre cómo debía avanzar el equipo precipitaron finalmente su salida.
Esto no significa que Rivers tome las riendas de un equipo sobre el que no disponga control en cuanto a la construcción de la plantilla. El técnico y la organización parecen coincidir plenamente en la dirección que tomará el proyecto a partir de ahora. No obstante, todo apunta a que la reputación de Rivers como gestor institucional ha disminuido y su valor principal es como entrenador jefe. Y aún así, la histórica remontada sufrida ante Denver se presenta como una pesada losa de la que le costará mucho tiempo librarse.
En un destino donde la fusión más reciente entre las labores de head coach y las responsabilidades del personal no casaron especialmente bien, esta noticia será recibida positivamente por los aficionados. Incluso si la confianza actual en el general manager Elton Brand no es la adecuada.
Ahora, tanto uno como otro afrontan un exigente reto después de una más que decepcionante temporada por parte de los 76ers.
(Fotografía de portada de Kevin C. Cox/Getty Images)