Tal y como suena. Ganar 59 partidos en Temporada Regular no es garantía cuando el objetivo ya no va de hacerlo bien durante 82 partidos, sino de aspirar a lo máximo cuando quedan solo 16 equipos. En ese escenario de mueve la silla de Dwane Casey. El entrenador de Toronto Raptors, capaz de dar un giro de 180 grados a un equipo que llevaba años bajo la ‘tiranía’ de Kyle Lowry y DeMar DeRozan, podría ver como haber hecho la mejor regular season de la historia de los canadienses no es suficiente para conservar el trabajo.
Y podría no serlo porque la piedra que lleva años interrumpiendo su camino está cerca de hacerlo de nuevo. LeBron James y sus Cavaliers están pasando por encima de Toronto. Vale, por medio tenemos un primer partido con prórroga y un tercero en el que solo la magia de El Rey la evitó, pero ello no palia el desencanto. Los Raptors juegan para superar a los Cavs y están viendo como siguen lejísimos cuando un conjunto que entienden inferior, Indiana Pacers, casi lo consigue.
Con esos ingredientes, Kevin O’Connor de The Ringer señala que varios ejecutivos de la Liga prevén que los Raptors llevarán a cabo un cambio de entrenador este verano, si bien no pueden asegurarlo por el peso que puede tener la temporada regular que ha firmado el equipo.
La situación, ya de por sí sorprendente, podría volverse incluso insultante si cuando se desvelen los premios de la temporada regular –ya están votados–, nos encontramos con que Casey es elegido Entrenador del Año. Toronto puede querer cambiar de técnico porque piense que Casey ha tocado su techo inspirando a un equipo que desea ganar, pero creer que con otro entrenador hubiesen batido a LeBron James en años anteriores o en el presente –aún pueden hacerlo–, es ser demasiado fantasioso.
Datos sobre la mesa
Que los Raptors han mejorado respecto a la anterior campaña es irrefutable. Ya no hablamos de 59 triunfos, sino de ser terceros en rating ofensivo, quintos en rating defensivo y el único en el top-5 de ambas categorías. Y todo ello lo han conseguido con Casey cambiado su sistema y la mentalidad de Lowry y DeRozan, quienes se han mostrado incluso más efectivos teniendo menos el balón en sus manos. Parece complicado que diga adiós al equipo con esos datos; es más, el simple hecho de que se comente tal posibilidad parece fuera de lugar.