A Kevin Garnett, un día, se le hicieron pequeñas las llaves de la ciudad de Minnesota. Doce temporadas como oligarca de la lobera tocaron a fin para que uno de los mejores jugadores de la NBA se uniese a un trébol letal. El Big Three de los Boston Celtics de Doc Rivers fue diseñado para el anillo. Y cumplió a las primeras de cambio. Sin embargo, no es demasiado conocida en el aficionado NBA la historia de que Garnett pudo haber acabado en otro noble trío pocas semanas antes.
Concretamente, los Phoenix Suns estuvieron cerca de arrebatar a Boston el empadronamiento de uno de los ala-pívots más dominantes de la NBA de entonces.
Corría el verano de 2007 y, semanas antes del juramento verde con Paul Pierce y Ray Allen, los Suns querían juntar su propio Big Three: Steve Nash, Amar’e Stoudemire y la joya de la corona, Kevin Garnett.
Como informó ESPN en su momento, las cartas de aquella negociación casi llegan a sumar mano ganadora. Sin embargo, Shawn Marion era parte del paquete de cambio, y acabar en Boston –era movimiento a tres bandas entre Minnesota, Celtics y Phoenix– no figuraba en su to do list de aquel año.
Papel de Marion
Pese a no ganar un anillo con aquellos Suns, Marion pudo cambiar la historia: haciendo que otros lo ganaran, se entiende. No tenía ningún entusiasmo con las conversaciones de traspaso, y eso hacía improbable que Marion, que terminaba contrato en una temporada, firmase una extensión con los Celtics.
Con Boston sin interés en un trato para que Marion se acabase marchando tras una temporada, se truncó el Big Three de los Phoenix Suns. Adiós a Garnett, que, decidido a embarcarse con destino al anillo y terminó fichando por los propios Celtics.
Ya con el libro de historia en la mano, los Celtics de Doc Rivers y Garnett se ganaron un hueco para siempre en nuestras neuronas.