Los Golden State Warriors son uno de los equipos que más y mejor se han colocado durante el presente mercado de verano. Han conseguido retener —esfuerzo salarial mediante de sus estrellas— a Stephen Curry, Kevin Durant, Andre Iguodala, Shaun Livingston, Zaza Pachulia o David West; todo el núcleo campeón que durante la temporada pasada se invistió como nuevo orden marcial de la liga. Pero los Warriors podían haberse reforzado todavía más. Según ha comentado el periodista Adrian Wojnarowski, de ESPN, este mismo verano pudo acontecer un traspaso, a pelo, entre Klay Thompson y Paul George.
Según la versión de Wojnarowski, los Indiana Pacers fueron quienes movieron las cartas. Con el conocimiento explícito de que George iba a abandonar la franquicia en 2018, la entidad presidida por Kevin Pritchard puso patas arriba el mapa NBA para encontrar una trato adecuado con una tercera franquicia. Querían obtener lo máximo posible por su estrella, que se iría a cambio de nada dentro de un año. Y antes de las conversaciones que llevaron de manera definitiva a Oklahoma City Thunder, los Pacers propusieron el que hubiera sido el traspaso del año.
Klay Thompson por Paul George, desconociendo si más activos entraban en la proposición de Indiana. Los Warriors rechazaron la oferta por un Thompson a quien le quedan dos temporadas de contrato por 18 y 19 millones de dólares en cada una. A George, en cambio, solo le queda un ejercicio de vinculación garantizada (19,3 millones), más una temporada con player option que, salvo tragedia en forma de lesión, no acometerá.
OKC, convencer a George
Los Warriors ni se plantearon la carambola y Paul George jugará el ejercicio que viene en los Thunder. Ahora, OKC tiene un año para convencer al alero de que no abandone el proyecto un año más tarde. E interesante, el propio entorno de George habría asegurado que su llegada a Lakers en 2018 se ha dado por segura en las últimas fechas pero no es una decisión tan definitiva como podía parecer en un principio. George busca un hogar donde aspirar a «ganar», nada más. Y si OKC consigue demostrarle que su opción supera a Los Angeles, Oklahoma será temible en los próximos años.