Se abre un nuevo escenario en el horizonte de Damian Lillard. El base, rodeado de rumores desde que en verano saltó la noticia sobre su petición de traspaso –desmentida posteriormente por el propio jugador–, podría estar dirigiéndose hacia una ausencia de las pistas mucho más prolongada de lo prevista (unos tres o cuatro partidos) a causa de su lesión en el abdomen.
No se trata de un rumor, sino de una información certificada por su entrenador, Chauncey Billups. La primera decisión de los Blazers ha sido que su estrella no viaje para la gira de seis partidos que afrontan ahora. Es un paso inicial, pero puede que no el último de cara a una recuperación que esperan sea plena antes de volver a poner a Lillard sobre el parqué. Básicamente se está considerando que se tome un tiempo prolongado de descanso para centrarse en su físico, dejando así de lado el objetivo de playoffs del actual curso, el cual en todo caso está algo lejos…
«Creo que esa será probablemente la ruta que tomemos si no encuentra alivio en la zona», expresa el head coach de la organización de Oregon al ser cuestionado por la opción de ver a Lillard fuera de combate durante bastante tiempo.
Ante tal contexto, Sean Highkin va más allá y plantea directamente la posibilidad de no ver más a Lillard con la camiseta de los Blazers esta campaña. Suena mal, ya que restan más de tres meses de temporada regular, pero lo cierto es que es una apreciación cargada de lógica.
Para empezar tenemos la situación clasificatoria del equipo. Actualmente ocupan la 10ª plaza de la Conferencia Oeste con 16-24, lo cual les deja en puestos de play-in a cinco partidos del sexto, posición que marca el límite de acceso directo a playoffs. Lillard no está para jugar, pero es que además tienen la duda de cuándo podrán contar con C.J. McCollum. ¿Forzar a su emblema para quizás entrar en primera ronda y caer ante Suns, Warriors o Jazz? No apunta a acierto.
Luego tenemos la situación contractual del jugador. Lillard podría firmar este próximo verano una extensión de contrato que se estima en dos años y 107 millones de dólares. Según el citado periodista, el base la firmaría si Joe Cronin, general manager interino, se la pusiese por delante. Este es un punto más a favor de sentar a Lillard hasta el curso 2022-23, ya que suena mucho mejor dar ese dinero por un jugador en plenas condiciones físicas que por uno que arrastra lesiones.
Gran peso soportado
Si el escenario apunta a dar descanso a Lillard como decisión más lógica para Portland, el trabajo que lleva acumulado el point guard a sus espaldas no es menos. Cuestionado por su tendinopatía abdominal, el All-Star ha admitido que es algo que lleva molestándole unos tres o cuatro años. Su cuerpo ha podido decir basta. Lo que antes podía ser soportable ahora se traduce en los peores porcentaje de su carrera con un 40,2% en tiros de campo y un 32,4% en triples. Todo indica que necesita parar.
Como toda estrella de la NBA, Lillard es la referencia de su equipo, pero en su caso lo cierto es que el rendimiento del mismo ha dependido tanto de él que ha vivido en un sobre esfuerzo constante. En los últimos 24 meses Lillard hizo todo lo que pudo para meter a los Blazers en playoffs en la burbuja, posteriormente inició un nuevo curso en Navidad, volviendo a ser necesaria su participación continua con minutadas para entrar en playoffs y caer nuevamente en primera ronda. Y de ahí marchó a los Juegos Olímpicos, donde los dolores se agudizaron.
Por supuesto que nos gusta ver siempre a los mejores jugando, pero en buenas condiciones. Quizás lo mejor para ambas partes sea tomarse un tiempo sabático para ver en qué posición están y desde ahí arrancar de nuevo. Quizás sea el camino indicado para ver a Lillard pasando toda su carrera en Portland y disfrutando de nuevas batallas defendiendo en Rip City.
(Fotografía de Soobum Im/Getty Images)