De confirmarse que la temporada 20-21 arrancará el próximo 22 de diciembre, los equipos tendrían que prepararse para disputar 72 partidos en menos de cinco meses, pues el final de la temporada regular tendría lugar el 16 de mayo. Esta decisión daría lugar a un calendario más comprimido de lo habitual, algo que la NBA tiene previsto compensar con varias medidas que ayuden a los jugadores a no vivir una sobrecarga de partidos que pueda resultar excesiva.
Estas serían una reducción del 25% en los viajes y un límite de 14 back-to-back por equipo, lo que daría continuidad a la tendencia de los últimos años consistente en reducir el número de choques disputados de forma consecutiva. Así lo afirma Shams Charania, periodista de The Athletic, que señala también que el All-Star se disputaría en el mes de marzo e implicaría un parón de seis días en la competición.
De esta forma, la liga espera poder disputar la temporada de forma comprimida sin que esto suponga una carga excesiva de encuentros como ocurrió en el último lockout. En aquella ocasión (2011-12), se disputaron 66 choques entre el 25 de diciembre y el 26 de abril, es decir, un partido cada 1,86 días, factor al que muchos achacan las numerosas lesiones que se produjeron en aquel periodo y en los meses posteriores.
En cuanto a los playoffs, estos comenzarían el 22 de mayo, y se estima que las Finales concluirían alrededor del 22 de julio, facilitando ajustar el curso 21-22 al periodo habitual. No obstante, para que todo esto tome forma tendría que confirmarse la nueva fecha de inicio, algo que podría ocurrir este mismo jueves.
(Fotografía de portada: Mike Ehrmann/Getty Images)