Menos de dos años después de que los Celtics firmasen la llegada de Kemba Walker para sustituir a Kyrie Irving, la franquicia hace ya tiempo que calificó su etapa de verde como fallida. Las constantes intentonas de la front office por moverle han hartado al base, que según informaba ayer mismo Farbod Esnaashari para Bleacher Report, se siente frustrado. La noticia hoy es que la organización y Walker habrían llegado a un acuerdo para traspasarle tal y como apunta Chris Mannix en el portal de la NBC.
Sin embargo, esta formalización no hace las cosas más sencillas para Brad Stevens, flamante nuevo general manager. Al contrato de Kemba le restan dos temporadas completas a razón de más de 36 millones de dólares cada una. Un salario muy por encima de su valor de mercado actual. La situación ha llevado a los Celtics a intentar quitarse su contrato de en medio a toda costa, como habrían hecho el pasado marzo ofreciendo al base a cambio de absorber el contrato restante de Lamarcus Aldridge en San Antonio.
El paso del tiempo recrudece la situación para Boston, que seguramente se vea obligado a desprenderse de elecciones del draft o piezas valiosas para despojarse de una ficha que la mayoría del entorno NBA califica como tóxica. La similitud de este caso con el de Porzingis en los Mavs ha levantado varios rumores en la prensa de ambos equipos sobre un intercambio de cromos. Sin embargo, el destino de Kemba Walker dependerá de donde acaben yendo bases como Lowry, Schröder o Lonzo Ball.
Los promedios de Walker esta temporada han sido de 19,3 puntos y 4,9 asistencias habiéndose perdido 29 partidos por los problemas de rodilla que arrastra desde enero de 2020.
(Fotografía de portada de Sarah Stier/Getty Images)