No es de recibo no coger el teléfono cuando éste suena insistentemente y no estás en un velatorio o en la entrevista de trabajo que, de tan importante, los nervios te han jugado una mala pasada y hecho olvidar poner en silencio el aparato. Cuando no se contesta una llamada, detrás suele haber un porqué. Un interés más o menos justificado en no querer escuchar lo que al otro lado de la línea nos ansían decir.
Dan Gilbert no descolgó el teléfono cuando sabía que al otro lado del cable aguardaba la voz de un miembro de los Orlando Magic. Y eso fue porque, en su cabeza, se estaba desarrollando una batalla interna. Dave Griffin, su general manager, le gustaba; lo que no sabía era cuánto.
Sacando la cartera
Con el acuerdo que le vincula a los Cleveland Cavaliers en su repecho final, los depredadores han empezado a cernirse sobre la presa. Atlanta Hawks, Orlando Magic, habían olfateado una fuente de talento jerárquico a punto de ser liberado.
La renovación, tímidos y vacilantes ante la gran inversión ya arrastrada a nivel de plantilla —y los éxitos que prácticamente venían solos con ella—, no querían que se disparase a cifras astronómicas. Hoy, ha podido saber el periodista Sam Amico, y se hace eco Sportando, se ha producido cambio de terna y en Ohio han abierto pasillo a la reina y adelantado al alfil. Toca arrebato en las oficinas del Quicken Loans: habrá (intento de) renovación y no precisamente por una cifra pequeña.
Lo Cavs (y Gilbert) quieren a LeBron, quieren a Kyre, quieren a Love, quieren más anilllos… y quieren a David Griffin al frente de todo este cotarro.