Una de las noches más locas de la NBA ya ha terminado. Entre esa locura los Sacramento Kings se llevan la palma del manicomio. No sabemos si realizarán muchos movimientos en el periodo de la agencia libre que está a punto de arrancar; suponemos que sí, porque tratar de comprender en estos momentos lo que han hecho con sus elecciones —no digo ni bueno ni malo, pero sí desconcertante— es imposible.
Lo que sí está claro una vez terminado el Draft es que los Kings, a priori, no van a tener problemas de escasez en la pintura (Labissiere, Papagiannis). Así pues, es momento de fijar toda su atención en el backcourt.
Ahí su apuesta es clara: volver a hacerse con los servicios de Rajon Rondo. El playmaker por antonomasia de la NBA ha recuperado gran parte de su antiguo nivel —para que luego digan de los Kings— en Sacramento, tras no reencontrar su camino ni en Boston tras su lesión, ni luego en Dallas.
En la franquicia están contentos con él, su relación con DeMarcus Cousins es buena, y el propio base ha declarado que le gustaría, si se dan las circunstancias adecuadas, ser uno de los líderes del nuevo proyecto californiano y con los Playoffs como únicas coordenadas.
Por Jason Jones, reportero del Sacramento Bee, sabemos que Vlade Divac, general manager de los Kings, pondrá todo su empeño a partir del día 1 de julio —cuando Rondo se convierta en agente libre sin restricciones— en convencerle de que vuelva a estampar su firma en un nuevo contrato.