Esta misma mañana os hablábamos de un plan alternativo ante la posible ‘no llegada’ de Kawhi Leonard. El motivo, no hay otro, para que este traspaso todavía no haya tenido lugar, descansa en el hecho de que Los Angeles Lakers no llegan a satisfacer todo lo que exigen desde San Antonio en forma de intercambio.
Pero más concretamente, lo que separa a ambos bandos podría sintetizarse en un solo hombre: Kyle Kuzma.
Las franquicias están logrando que apenas se sucedan las filtraciones en todo el proceso negociador; no obstante, algunas fuentes han apostillado que el paquete que pedirían desde Texas por su estrella consistiría en Kyle Kuzma, Brandon Ingram, Josh Hart, 2 futuras primeras rondas y una segunda. Una barbaridad (de ser así) mire por donde se mire.
En todo caso, barbaridad o no, el nombre de Kuzma es el que los Lakers, desde el primer momento y según fuentes de ESPN, han querido dejar fuera siempre de la ecuación. El de Lonzo Ball, su cuarta joven promesa, ya sea por dolo o culpa quedó prácticamente autoexcluido cuando se hizo pública su lesión en la antesala de apertura del mercado.
Donovan Mitchell y él: los robos
Y si bien en Lakerland entienden que no pueden atar y retener a todos, parece que se inclinarían, en última instancia, por renunciar al número 2 del Draft 2016, Ingram, a cambio de quedarse con el robo de 2017.
Kuzma fue seleccionado por los Lakers en las últimas bocanadas de la primera ronda del pasado Draft, y los ojeadores no pudieron hilar más fino. Dieron en el centro del blanco. Kuzma se ha destapado en su primer año en la NBA como un jugador extremadamente versátil, multiposicional, tan capaz de penetrar y postear como de lanzar de tres.
Sus números de novato han sido de 16,1 puntos y 6,3 rebotes en 31,2 minutos, con porcentajes del 45% en tiros de campo y de 36,6% en triples.