Mirar fuera, que no lejos. Jonathan Kuminga quiere salir de San Francisco pero no de California. Cambiar de equipo, que no de estado. Porque lo que busca está a poco menos que un paseo en coche de Madrid a Segovia.
En Sacramento está la respuesta, tanto deportiva como financiera: un puesto como ala-pívot titular y un contrato no tan jugoso como el que ofrece Phoenix (90M x 4) pero que sí superaría holgadamente los 2 años por 45 millones que ha puesto Golden State como ultimátum para renovar.
La continuidad de Kuminga bajo las órdenes de Steve Kerr está enquistada por no decir –ya abiertamente– imposible. Parece que lo único que queda por resolver es a qué conjunto se marchará, la duración del contrato y lo que obtendrá GSW a cambio en el sign-and-trade.
Porque la otra calle es la de la oferta cualificada. La que nadie –salvo el ego y la cizaña– quiere.
Ha habido reunión
Kuminga ya no lo oculta, y su deseo de irse es ya superior a esa oferta contractual que hace unas semanas sí hubiese estado dispuesto a considerar. Pero ahora mismo su obsesión pasa por jugar; jugar mucho y haciéndolo de titular.
En su aparición en NBA Today de ESPN, Marc J. Spears declaró que Kuminga quiere unirse a los Sacramento Kings y ya ha iniciado conversaciones directas con la franquicia, llegando a mantener una reunión por Zoom con su general manager, Scott Perry, su asistente, B.J. Armstrong, y el entrenador jefe del equipo, Doug Christie. Ahí, en ese encuentro, le habrían asegurado al jugador que cuentan con él para ser su ‘4’ abierto en el quinteto inicial, junto a Keegan Murray (saldría de alero) y Domantas Sabonis.
El acuerdo: cuestión de flecos
Shams Charania y Anthony Slater, de ESPN, ya informaron que desde las oficinas de los Warriors rechazaron una oferta procedente de Sacramento que incluía un contrato por cuatro años para el jugador y una selección de primera ronda (condicionada) y un jugador de rotación para contentar a Golden State.
Una oferta, queda visto, insuficiente. Los Dubs se mantienen firmes y exigen una primera ronda sin protección alguna, o un sign-and-trade que les otorgue una mayor flexibilidad financiera a futuro.
Como vemos, ambos bandos no están lejos de llegar a un acuerdo, pues no es mucho lo que los separa. ¿Alguno de los dos estará dispuesto a ceder y dar carpetazo, de una vez por todas, a la negociación?
(Fotografía de portada de Stephen Lew-Imagn Images)