Scoot Henderson se convertirá en el jugador de baloncesto profesional más joven en la historia de los Estados Unidos. El estudiante de tercer año de instituto renunciará a su último año en Kell High School para firmar por el Ignite de la Liga de Desarrollo, según ha informado el medio The Athletic.
La decisión seguramente sea un gran foco de controversia debido a la edad del jugador, de apenas 17 años, aunque comprensible teniendo en cuenta el valor del acuerdo: un millón de dólares.
Esta suma es realmente asombrosa para un talento tan joven como Henderson, pero también refleja la férrea apuesta de la G-League por brindar una ruta alternativa hacia la NBA, evadiendo así la etapa tradicional del baloncesto universitario.
La trayectoria habitual de la mayoría de los jugadores comprendía al menos un año en la NCAA. Sin embargo, esta tendencia ha visto como nuevas vías de acceso a la NBA han irrumpido en los últimos años. El Ignite, formado justo antes del arranque de la temporada 2020-21, ha jugado un papel enorme en esta transformación.
Dos de los jugadores que ya optaron por este camino fueron Jalen Breen y Jonathan Kuminga, quienes recalaron en la G-League en lugar de firmar por una universidad. Cualquier temor por que esta decisión truncara su proyección en el draft se ha esfumado: los principales mocks de la NBA los sitúan como potenciales Top 10.
En el caso de Henderson, el medio ESPN lo había posicionado como el recluta número 7 de 2022. Tras considerar las universidades de Auburn y Georgia como sus dos principales opciones universitarias, optará finalmente por labrarse su futuro profesional con la Liga de Desarrollo como punto de partida.
(Fotografía de portada de la G-League)