Vasilije Micic cruzó el charco siendo el mejor jugador de Europa. En principio, para recalar en un conjunto poco competitivo, que era la expectativa que se tenía hace dos años con los Oklahoma City Thunder. Aquel fue el curso de la primera irrupción de Shai Gilgeous-Alexander y compañía, donde el serbio no encontró el hueco deseado. Hasta convertirse en mercancía para igualar contratos de un sitio a otro.
Así acabó el pasado febrero en los Phoenix Suns como parte de la marcha de Jusuf Nurkic. Ahora, el club tiene la capacidad de renovarle un curso más a razón de 8 millones de dólares. Un precio que quizás no quieran pagar, pero que dependerá de varios factores. Entre ellos, de las estrellas que salgan o permanezcan en Arizona.
Micic se deja querer
El base balcánico, sabiendo que su futuro podría estar en Europa, se dejó caer el pasado fin de semana por Abu Dabi, donde se celebraba la Final Four de una Euroliga que reconoció a Micic como uno de los 25 jugadores más importantes de su historia. Lo cual puso a funcionar la máquina de la rumorología.
A Micic hace tiempo que se le relacionaba con el FC Barcelona y con Anadolou Efes, su antiguo equipo. Los turcos parecen haber salido de la ecuación y han entrado con fuerza Olimpiacos y Real Madrid. El flojo rendimiento de los griegos en la Final Four ha hecho saltar las alarmas con la necesidad de sumar un director de juego. El Madrid lo que precisa es talento jerárquico en general. De momento, ningún acercamiento se puede tomar en serio, puesto que Micic debe primero resolver su futuro. Y ha admitido que no le importaría seguir una temporada más en la NBA.
(Fotografía de portada de Jim Dedmon-Imagn Images)
