Los New Orleans Pelicans están muy contentos con DeMarcus Cousins. Con el rendimiento personal que éste ha dado este año hasta su fatídica lesión del tendón de Aquiles. Y es por ello que, a pesar de no conocer el estado físico en el que regresará, están decididos a hacerle una cuantiosa oferta. Eso sí, por un año.
Hipotecar a mayor plazo su futuro sin la absoluta certeza de que Boogie volverá a ser el que era, es un riesgo por el que no está dispuesto a pasar la franquicia. Una inversión en su salary cap por una temporada, por otro lado, sí les parece más razonable. Y de funcionar, de encontrarnos de nuevo ante ese tándem total que formulan Cousins y Anthony Davis, ya sí podríamos empezar a hablar de extensión multianual.
Pero hay algo que se nubla este matrimonio bien avenido. Los Dallas Mavericks de Marc Cuban. Llevan siglos detrás de un pívot. Uno con cartel All-Star. Pero desde la traición, in extremis, de DeAndre Jordan, no han conseguido a nadie de su agrado. Hace unas semanas sonaba, por fuentes de Bleacher Report, que los tejanos estaban dispuestos a abrir el grifo de las monedas, bien por Julius Randle, bien por DeMarcus Cousins.
El Draft: clave
Ahora es Adrian Wojnarowski quien advierte que podrían ser los Mavs los únicos capaces de acceder a los avaros deseos del pívot de Alabama. Un contrato máximo. Y ya. Aún en la ignorancia del despliegue físico que será capaz de ofrecer el center a su vuelta a las canchas.
No obstante, emprender o no tan arriesgada jugada, dependerá en gran medida de lo que suceda la noche del 21. La noche del Draft. Los Mavs tienen un valioso pick 5 en su poder. Y de lo que puedan hacer con él influirá, y mucho, en lo que decidan hacer a continuación con Boogie y sus finanzas.