Joel Embiid, Jarrett Allen y el Game 4

Empecemos por lo más importante. Joel Embiid es duda para el Game 4. Como se podía intuir, y sabiendo que las tendinitis no son algo que desaparezca de la noche a la mañana, la participación del pívot de los 76ers no está ni mucho menos asegurada para el segundo encuentro en el Barclays Center.

No obstante, el asistir a cómo sus compañeros se las han arreglado si él para ganar el primer envite fuera de casa y ver que Monroe y Marjanovic se han apañado (más que menos) para cubrir con éxito la pintura, podría hacer que el camerunés se lo tomara con más calma aún.

«Desde que terminó la regular season no habíamos jugado tan bien sin Joel», contaba Tobias Harris, una de las figuras del partido al término del mismo, para ESPN. «Saber que no jugaba nos motivó para hacerlo aún mejor y estar incluso más concentrados».

Lesiones traicioneras

«Así son las tendinitis. Hay días y días. Voy mejorando despacio pero a paso seguro», ha dicho Embiid respecto a su lesión. «Es duro, pero en los partidos en que puedo jugar hago todo lo posible para ayudar a mis compañeros a ganar y pasar la serie».

Embiid fue un apoyo moral constante a pesar de vivir el Game 3 desde la segunda fila del banquillo y vestido de calle. Antes del comienzo del choque, tuvo oportunidad de hablar, una vez más, sobre el encontronazo que tuvo en el partido anterior con Jarrett Allen y las polémicas risas posteriores en rueda de prensa con su compañero Ben Simmons.

Disculpas reiteradas

«Fui sincero, y realmente me sentí fatal por lo que hice y me disculpé con Jarrett durante el partido», aseguraba el center, añadiendo que luego escribiría al móvil de Rondae Hollis-Jefferson para que le informase si todo estaba bien y que no había sido su intención golpearle. «Yo no hago ese tipo de cosas. Me disculpé con él, pero desafortunadamente todos nos vieron a Simmons y a mí riéndonos [justo tras las disculpas] y todo se interpretó de la manera incorrecta.

Sólo intento ser agresivo y hacer buenas jugadas, y en ocasiones tienes que usar los codos para crear espacios, especialmente a la altura del pecho. Pero no quise golpearle. Probablemente debería haber sido expulsado. Vi la jugada [a posteriori]. Fue una jugada fea. Y estoy totalmente arrepentido. Pero más allá de eso, me gusta que la gente sepa que no me pueden parar y que soy el jugador más imparable de la liga».

(Fotografía de portada de Mitchell Leff/Getty Images)


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