Troy Weaver cuenta con Griffin y Rose para su proyecto en Detroit. Ese era el titular el 23 de junio de 2020, día en el que el nuevo general manager de los Pistons –firmó poco antes con la franquicia de Michigan– daba ciertas pistas sobre el plan que manejaba para reflotar un equipo que se ha clasificados para playoffs en solo dos ocasiones en los últimos 11 años. No diremos que mentía, igual era realmente su idea, pero hoy, 10 de marzo de 2021 (nueve meses después) Blake Griffin está en los Nets y Derrick Rose en los Knicks.
La NBA es una competición que podemos llegar a definir como volátil. Un día crees seguro que tal jugador estará muchos años en tal equipo y al siguiente puede haber cambiado de aires. Una semana parece que tal conjunto va lanzado a por el título y en un instante una lesión lo cambia todo. Las circunstancias en esta competición pueden redefinir la historia, y esa incertidumbre crece a pasos agigantados cuando nos encontramos con un proyecto en reconstrucción, que es justo lo que tienen en Detroit.
Habiendo dejado salir ya a esos dos veteranos que contaban en junio pasado, en Michigan ha quedado una plantilla que tiene piezas interesantes, cierto, pero sin que ninguna de ellas apunte a jugador franquicia. Confían en la evolución del base novato Killian Hayes (ahora lesionado), la apuesta por Jerami Grant (60 millones de dólares en tres años) les ha salido muy bien, y quedan por ahí otros jóvenes intrigantes como Saddiq Bey o Sekou Doumbouya, pero el equipo sigue pareciendo estar lejos de encontrar una ruta segura por la que avanzar.
El arquitecto del equipo, Troy Weaver, tiene un gran trabajo por delante. Los de Michigan están hundidos en la clasificación con un balance de 10-26 que les deja en la última plaza de la Conferencia Este, lo que les coloca como un probable vendedor de cara al cierre de mercado de traspasos que se encuentra fijado el 25 de marzo. Se ha rumoreado con el interés de Boston Celtics en Jerami Grant. También ha surgido la posibilidad de ver salir intercambiado a Mason Plumlee. Queda mucha tela por cortar y Weaver no descarta nada.
«No esperaría un montón de fuegos artificiales, pero vamos a ser agresivos, analizaremos y veremos todas las opciones para ver si podemos mejorar. No anticipo tanta actividad como la que tuvimos en noviembre. Sería un poco difícil superar eso», comenta sobre un mercado en el que se marcharon siete jugadores y llegaron otros siete entre intercambios y agencia libre. Respecto a nombres propios, deja claro que cualquiera puede dejar la franquicia.
«Nadie es intocable. Aprendí que nunca puedes decir nunca. Hay algunos chicos que están aquí para quedarse, así que ya veremos qué sucede. Puedo decir que tal chicos es intocable y luego alguien llama y ofrece cuatro selecciones de primera ronda… Siempre han sucedido cosas extrañas», sentencia.
El caso de Plumlee
A sus 31 años Mason Plumlee está realizando la mejor temporada de su carrera. El pívot está promediando 10,4 puntos, 9,1 rebotes y 3,8 asistencias, e incluso se ha destapado con un par de triples-dobles. Su gran labor le ha colocado como posible objetivo de muchos equipos que desean reforzar su juego interior. Una vez más, Weaver admite que tantas opciones de que se quede como de que se me marche.
«Mason ha sido tremendo. Este era el primer jugador en la lista del entrenador Casey para nuestro equipo debido a las diferentes habilidades que tiene, la experiencia y la presencia en el vestuario. Casey ha acertado plenamente con él. Este chico ha estado tremendo. Realmente ha ayudado a los jóvenes y ha hecho que mejore su juego. En lo que respecta a la fecha límite de traspasos, no estoy seguro de lo que aparecerá en nuestro camino con Mason. Estamos extremadamente felices con él en este momento», finaliza.
(Fotografía de Leon Halip/Getty Images)