Jordan, Kobe y su última conversación

La noche que se vivió ayer en el Naismith Memorial no es de las que se deba escribir en exceso sobre ellas. Hay que verlas y hay que escucharlas. La emotividad de sus discursos tras el atril no puede transmitirse por sí sola a la luz de un teclado.

Y más en una velada tan especial como la de ayer, donde nombres eternos como los de Kevin Garnett o Tim Duncan se sucedían, aunque con brillo propio, a la sombra del esperado broche final, que correría a cargo de Vanessa Bryant en una elegía conmovedora al amor de su vida, mientras Michael Jordan, su báculo hasta el escenario, se mantenía detrás, en un segundo plano y en absoluto silencio.

Sí podemos transcribir, no obstante, la última conversación de un año y medio antes entre padawan y mentor. Rival y maestro. Amigo y amigo. Hace unos días, Michael Jordan, quien pasó de inspiración y oponente de Kobe Bryant en pista a confidente y hermano fuera de ella, reveló la que fue su última charla. Y tuvo lugar vía móvil, por lo que podemos contárosla aquí sin sacrificar contenido.

Data del 8 de diciembre de 2019 al mediodía.

«Este tequila está increíble», escribía Kobe refiriéndose al Cincoro, una marca selecta y nada barata con la que MJ, fan del vaso ancho, le había obsequiado. «Gracias, hermano», respondió MJ. «¿La familia bien?», continuó Kobe. «Sí, ¿y la tuya?», «Bien también».

El tono cordial daba paso a un suave cachondeo. MJ sabía que Kobe estaba modo Coach Carter con su hija Gigi, por lo que le puso: «Felices vacaciones, y espero ponernos al día pronto. ¡¿¡¿Entrenador Kobe ??!»

«Ah, lo mismo digo, hombre«, respondió Kobe. «Escucha, entrenador, estoy sentado en el banquillo en este momento y estamos arrasando ante el otro equipo por 45-8«. Y ahí quedo la cosa, recordando que al Kobe entrenador le gustaba tanto perder como en sus días de corto. Nada de nada.

Once días después de esta intercambio amigable, La Mamba conocía su nominación para entrar al Salón de la Fama, y al mes y medio el mundo se conmocionaba con un accidente que jamás debió pasar.

Senderos paralelos

«Sencillamente amo aquella charla, porque muestra en pocas líneas lo competitivo que era Kobe por naturaleza», desvela Jordan. «Su forma de jugar era idéntica a la mía. Se mantuvo fiel a su estilo y eso lo respeto».

La relación entre ambos arrancó oficialmente un 17 de diciembre de 1997, cuando un Kobe de 19 años salía del banquillo para anotar 33 puntos en 29 minutos ante la ojiplática mirada del United Center y el propio Michael. El mejor jugador del momento, visiblemente impresionado, buscó al de segundo año después del partido para felicitarlo. Bryant, lejos de ruborizarse o limitarse a un simple ‘gracias’, comenzó a acribillarlo inmediatamente con preguntas sobre los mejores spots de lanzamiento. La conversación fue breve pero cálida. «Si alguna vez necesitas algo», le dijo Jordan, «solo llama …». No quedaron en saco roto esas palabras.

Las charlas entre los dos escoltas comenzaron a hacerse habituales y hasta altas horas de la madrugada, girando siempre en torno al baloncesto y sus resquicios. Todo en aras de mejorar. De profundizar. De alcanzar la excelencia teórica para llevarla a la práctica.

Era un chico mentalmente duro, tal vez incluso más duro que yo», dice Jordan para ESPN. «Recuerdo que a mis fans no les gustaba que estuviera tratando de copiar lo que yo había hecho antes que él».

Una vez se supo que Kobe se uniría de manera definitiva al elenco de 2021 para entrar, de forma póstuma, al HOF, fue Vanessa la que respondió a MJ cuando éste le recordó que le tenía para cualquier cosa que necesitara. «Me encantaría que estuvieses conmigo en su entrada al Salón de la Fama», a lo que Airness respondió: «Será un gran honor».

Jordan reconoció que contaba con que ese momento podría llegar; en el que Kobe le pediría a él o a Shaq que fuesen sus mecenas el día de su colofón. Que se lo pidiera directamente Vanessa y no otra persona, fue lo que le hizo decir humildemente que sí.

Cuando tuvo lugar uno de los muchos homenajes al 24, en el Staples Center, en febrero de 2020, el 23 de los Bulls reconoció que con la muerte de Kobe murió, también, una parte de él. Es por eso quizás que esta última confesión tiene todo el sentido. «No sé por que, pero soy incapaz de borrar su número de teléfono».

(Fotografía de portada Maddie Meyer/Getty Images)


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