El deporte de élite es cruel. Concretamente, el entorno mediático que lo envuelve. Quizás no sea lo más sano para el rendimiento y salud mental del deportista, pero en líneas generales, lidiar con la presión de prensa y aficionados es una parte más del trabajo. Durante el sorprendente tramo final que los Heat protagonizaron en la burbuja de Orlando, Tyler Herro pudo sentir el beneplácito de la masa cada vez que volvía al hotel y revisaba sus redes sociales. Menos de un año después, el aura que le rodea se refiere a él como un jugador estancado. A los 21 años. Él sabe que su temporada no ha sido buena. «Fue todo mental. No disfrutaba de ir a trabajar cada día». Pero confía en que el curso entrante sea un punto de inflexión.
Las razones de sus vaivenes anímicos tenían mucho que ver con los rumores que apuntaban a su salida de la franquicia. Especialmente durante la puja por James Harden. Lo cual se unió a las críticas por su bajón de rendimiento. «Me molestaba que la gente dijese que no trabajaba lo suficiente o que salía demasiado de fiesta. Si me conoces, sabes que siempre intento ser el tipo que más trabaja. Así que espero demostrarlo este año» contaba en The Associatted Press. En realidad, entre su primer y su segundo año, Tyler ha mejorado casi todas sus estadísticas aunque sea levemente. Simplemente ha sido víctima de las expectativas que levantaron sus grandes actuaciones durante los playoffs de 2020 y la decepción de su equipo en los de 2021.
Hace apenas diez días que Herro ha sido padre, y también cree que esto le ayudará a mantenerse centrado. «Me siento bien. Siento como si ahora tuviese una razón para hacer lo que hago. No es que antes no la tuviese pero esto te da una motivación extra». El escolta cerraba sus declaraciones comprometiéndose con Miami Heat. «Amo estar aquí. Estoy ante una gran oportunidad donde me están dando el balón y dejando que demuestre lo que soy». De momento, ya estrena una carrocería claramente mejorada.
(Fotografía de portada de Mitchell Leff/Getty Images)