¿Cómo defendió NOLA el triple sobre la bocina de los Lakers?

Todos en nbamaniacs, lectores y redactores, hemos estado en esa situación alguna vez (y más de una vez).

Los más afortunados, en un pabellón municipal con la esperanza de hacer morder el polvo al equipo del pueblo vecino. El resto de desgraciados sin mano buena que se le conozca (la mayoría de los de aquí), lo hemos hecho rodeados por gradas imaginarias atestadas de fans con sus ojos puestos en nosotros, el balón ardiendo en las manos y apenas tres segundos para hacer el crossover y tirarnos el ‘todo o nada’.

A menudo, el balón bien podía ser el papel del bocadillo o dos calcetines enrollados, y la canasta la papelera de la esquina o el cesto de los juguetes. Pero lo mejor es que, si fallabas, siempre tenías la oportunidad de volver a empezar: las gradas llenas, el balón quemando en nuestras manos, la inevitable isolation y tres segundos en el reloj…

Matt Ryan: la mejor opción

David Harm lo tuvo algo algo más complicado hace un par de noches frente a los New Orleans Pelicans. Y para complicarlo aún más, tomó cartas extra en el asunto. El técnico novato se ha cansado de perder nada más empezar. El 0-5 inicial sometiéndose a ‘las estrellas por encima del sistema’ fue aval suficiente para darse el lujo de invertir el orden de prioridades, sobre todo si no quería que la temporada estuviese finiquitada antes de quitar las luces de Navidad.

A la pregunta de ‘con o sin cebolla’, lo primero que contestaría el head coach de los Lakers es que la tortilla se hace con unos cuantos huevos: Davis al puesto de ‘5’, LeBron al de ‘4’, Beverley de titular y Russ al banquillo como sexto hombre. Y esto es sólo el comienzo. En una plantilla sin apenas tiradores, no ha dudado en meter el brazo hasta lo más hondo y tirar del jugador ‘número 15’ para ponerlo, sin reparos, en primera fila.

Undrafted de 2020 y con sólo cinco minutos de experiencia profesional en la NBA, Harm se deshizo de los prejuicios para centrarse en el dato verdaderamente importante de Matt Ryan: su 41,3% de acierto desde el triple de la campaña anterior en la G League y sus 19 puntos en 22 minutos de promedio, con un 52,6% desde el arco, en la más reciente Summer League de Las Vegas.

Un especialista de libro. Un Jason Kapono de la vida pero con el suficiente físico para no martirizar la defensa. Llegado el momento de la verdad, el entrenador de los Lakers no se lo pensó; directo a la closing lineup. Además, por si le faltaban razones, los dos triples que venía de encestar Ryan a lo largo de la velada habían sido en el último suspiro de la posesión. Inmune a la presión, él era ‘el elegido’.

Green: vencido en su especialidad

Y todo esto, Willie Green, técnico jefe de los Pelicans, no lo supo ver. Eso y que a nivel de pizarra, mal, muy mal. Un desastre. Impropio de un técnico que se encargó, como asistente en Phoenix, de hacer de la defensa de los Suns un entramado temible.

Si a tu rival SÓLO le sirve anotar un triple para EMPATAR y llevar el encuentro a la prórroga, todo lo que no sea diseñar tu defensa para tratar de evitar que esto pase (esto es, que los Lakers realicen un lanzamiento de tres relativamente cómodo), es tu responsabilidad como entrenador.

Y lo que no debía suceder, sucedió. Aunque antes de esto, antes de esa acción defensiva tan calamitosa, hubo otra decisión de tipo implícito. Una que, se supone, debe venir tomada desde casa. O al menos conocer las consecuencias de adoptar una u otra.

En este punto vamos a ver algunos datos y porcentajes, cortesía de un trabajo previo de Adrian Lawhorn para 82games.com. Os daré la versión resumida: el resultado probabilístico de dejar que los Lakers, en ese lapso de 1’3 segundos, hicieran ‘tal o cual’.

La estadística al rescate

Tiempo restanteDéficit3-Pt FGM3-Pt FGAFG Pct
<11 segundos3 puntos4120520.0%
  • Acierto medio de la NBA en 3P% durante la RS 2021/22: 35,4%.
  • Acierto medio en 3P% con una desventaja de tres puntos y menos de 11 segundos restantes: 20% (41 partidos de muestra).

Atendiendo a estos datos (e ignorando el perfil del tirador y el nivel de defensa implementada), los Lakers iban a anotar este triple en una de cada cinco ocasiones. Una de cada cinco.

¿Pero era consentir/dificultar dicho lanzamiento la única opción de NOLA? No.

Otra alternativa era forzar la falta y mandar al jugador de los Lakers a la línea de personal antes de iniciar la acción de tiro. Con tan poco margen (1’3 segundos), el forward angelino sólo podía intentar la siguiente secuencia:

  • Encestar el primer tiro libre.
  • Fallar (a propósito) el segundo.
  • Que él u otro jugador de los Lakers capturase el rebote ofensivo.
  • Anotar tras ese rebote.

¿Probabilidades de éxito de este cúmulo de acciones? Según la muestra de los dos últimos años (se dió en un total de 32 ocasiones), es de un 9,4%. Una muestra pequeña, sí, pero de tomar los datos de manera aislada [(encestar el primer tiro libre, asumir que se yerra –sin pifiarla– el segundo, y capturar el rebote ofensivo ya sea para un kick-out (abrir un pase rápido a un tirador) o un put-back (resolver el reboteador sobre el aro)], se reducen aún más las opciones: hasta un 4-6%.

Es decir: los Pelicans, según este análisis, no sólo defendieron mal la acción de bloqueo de Anthony Davis para liberar a Matt Ryan, sino que se equivocaron de carta, ya que lo más inteligente en el plano estadístico habría sido llevar a los Lakers a la línea de tiros libres.

‘La defensa’ de NOLA sobre Ryan

Yéndonos a los hechos, a lo que finalmente ocurrió, ¿cómo de malo fue el juego de marcas sobre los cuatro posibles receptores de los Lakers?

Daniels y McCollum fueron dos lapas respectivas sobre LeBron y Beverley, siendo Naji Marshall y Trey Murphy III quienes se repartieron la zona débil, y donde La Ceja prepara el bloqueo para que Ryan aproveche el pase largo de Austin Reaves ante la escasa molestia de Larry Nance Jr. en su papel de estorbar el saque lateral.

De acuerdo con NBA Stats, en un triple ‘bien defendido’ el punteo está a 2-4 pies del lanzador, y en uno ‘muy bien defendido’ prácticamente no hay espacio y las yemas de los dedos del defensor y el tirador casi llegan a rozarse.

El punteo de Murphy, aunque llegase tarde a la marca y a pesar de no ser perfecto, fue bastante correcto, lo que multiplica el valor de la canasta de Ryan, quien partía de un ángulo dificilísimo, desequilibrado en el salto y con la mano de Murphy casi encima. Un canastón que, según los datos up supra, tenía muy pocas opciones de hacer chof.

El arte del ‘closeout

Pero aún hay más.

En la acción que estamos comentando, no había espacio para penetración ni para buscar un segundo pase. Los Lakers necesitaban un triple y lo necesitaban ya, por lo que las tácticas de closeout, esto es, de como posicionarse al defender la amenaza de tiro desde el perímetro (mirad esta genial secuencia de entrenamiento de la Universidad de Xavier a cargo de del head coach Chris Mack), era difícil de aplicar aquí.

Quizás el aspecto más importante era evitar la falta de tiro de tres puntos. Algo que puede ocurrir fruto de la exaltación o la intensidad cuando acudes demasiado fuerte al punteo, ya sea por no saber frenar o por saltar en exceso.

Gran acción de closeout de Jayson Tatum

«Si los equipos quieren defender correctamente los triples, mantener los pies en el suelo es una de las peores formas de hacerlo. Los defensores deben crear un pequeño espacio con el tirador, luego deben saltar sobre éste todo lo cerca que puedan a la vez que mantienen las manos en alto tratando de interponerse en el campo de visión tirador, perdiendo éste de vista la canasta y el balón».

Medium.com

Murphy III ataca al tirador desde el lateral porque llega tarde. De haber entrado limpio y de frente como en el vídeo de arriba de Tatum, el swing de Ryan se habría complicado, si cabe, aún más, dificultando sobremanera el milagro.

Reparto en el parquet

Seguimos.

Este dibujo de abajo de la web wabc.fiba.com –editado al efecto– sobre cómo defender últimas posesiones, se asemeja bastante al mantel que dispusieron los Pels en el carril central.

El problema es que se trata de un esquema para protegerse de un posible tiro tanto de dos como de tres puntos, y así fue justo cómo se colocó en pista el quinteto de los Pelicans: como si tuvieran que defender una acción indistinta de dos o de tres, situando a dos jugadores en la split line pendientes de la pantalla en lugar de estar centrados en cubrir la línea de pase hacia el fondo exterior (coordenadas a las que bien Davis o bien Ryan se iban a ver necesariamente conminados a ir).

El manual básico de las pantallas off-ball para liberar al tirador, exige que una respuesta rival óptima parta de cumplir con dos exigencias:

  • Lock and trail: en castellano, que el defensor anticipe el bloqueo y pueda sortearlo sin penalizar su recorrido, en aras de evitar que el tirador genere el espacio necesario para recibir y lanzar un tiro abierto.
  • Switch: ambos defensores deben estar atentos a un posible cambio de marcas (en caso de pantalla exitosa) e incluso con el instinto de respuesta, mental y atlética, suficiente, para interceptar el pase. Algo que en el caso del saque Reaves, una asistencia con bastante vuelo, si Murphy III hubiese estado a lo que tocaba (centrado en su hombre y no en la pantalla) habría forzado una deflection que prácticamente mataba el partido.

La fina línea del mes de mayo

La temporada 2021/22 nos dejó a los Lakers, con un récord de 33-49, a una victoria de disputar los play-in.

Éste no es más que un ejemplo concreto entre los muchos cierres de partido que se dirimen sobre la bocina a lo largo de la fase regular, y donde la pizarra adecuada te da y te quita, no sólo un triunfo, sino una muesca que en el mes de abril puede marcar la diferencia entre ser o no ser equipo de playoffs.

(Fotografía de portada de Harry How/Getty Images)


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