Una difícil remontada

Dos de los cuatro cruces de Semifinales han pasado por un 2-0 (Knicks y Timberwolves). Y ambas eliminatorias también han hecho lo que debían en su Game 3 desde la perspectiva del seguidor neutro: devolver la emoción a la serie, colocando el 2-1.

Y más que la emoción, la vida. Pues de entre todos los récords por romper en playoffs, éste parece el más irrealizable. Levantar un 3-0.

Boston casi lo logra hace un año frente a Miami Heat, pero el sueño volvió a morir en la orilla. Sin 2-1 (diría Christopher Lee del poder de Mordor) no hay victoria posible.

Y así estamos a sábado día 12.

Con el bracket al completo exudando el 2-1 por todos sus poros y en aras de adentrarse en una encrucijada casi letal. El 2-2 abre las puertas al máximo, mientras que el 3-1 prácticamente las cierra a cal y canto a tenor de la estadística.

Nuggets, Pacers y el 0-2

Mayo se presenta cada edición como un duelo de narrativas, donde historia y presente confluyen y dividen. Por un lado, los defensores del dato. Por otro, los del relato.

Sucede además, a la hora de esgrimir trayectorias, que no nos ponemos de acuerdo en cuál es la métrica dominante a la hora de apostar por un equipo u otro: si el linaje reciente en playoffs o las huellas húmedas de la recién concluida fase regular.

Porque para muchos, playoffs y regular season son escenarios casi incomunicados, distritos independientes, donde poco importa lo a rajatabla que apliques el plan de incendios, lo suave que aterrices la nave en el simulador o la cantidad de triples anotados de forma ininterrumpida en una sesión de entreno.

La RS es regularidad y tesón en su trote cochinero.

Los playoffs, por contra, son suciedad, ferocidad, trinchera, e inmisericordia. Son compañerismo, talento y sacrificio. Y son veteranía, redaños, clutch y (diestro manejo del) temperamento. Son un abanico inconcreto de lo que se pide y mide poco en RS y a lo que Heat o Lakers se aferran como clavo amigo y argumento inefable. Aunque este año el farol les haya durado lo que dura el flop.

Por contra, a estas semis han llegado, con dos o tres asteriscos, los que tenían que llegar. Pacers y Mavericks han hecho buenas las bajas de Antetokounmpo y Leonard respectivamente, mientras que los Knicks no tuvieron piedad de unos 76ers con medio Joel Embiid.

Y ahora, si analizamos la estadística en clave histórica, esta nos dice que aunque las cuatro eliminatorias reflejen un tanteo de 2-1, no podemos medirlas igual. Pues según los datos, las opciones de clasificar difieren si la serie arranca con un 2-0 en lugar de con un 1-1.

Por supuesto, estos porcentajes suben y bajan como la marea, en función de otras cien variables más, tales como el escalón de los playoffs en el que uno se encuentra. Así pues, las remontadas en primera ronda son las menos probables, con un 20% de éxito (lógico, ya que el equipo con factor cancha suele empezar ganando), mientras que es en las mismísimas Finales cuando el 1-0 es más volteable (un 30%).

Lo que sí deja claro el historial es que del 1-0 al 2-0 hay un mundo.

Que los Knicks saliesen invictos del Madison es un seguro de vida. Ni que decir tiene los Wolves y su hazaña de robar dos triunfos fuera de casa. Según Land of Basketball, el 2-0 sólo se ha revertido en el 7,3% de las ocasiones; 33 de las 454 ocasiones en que se ha dado este tanteo en playoffs. Poquísimas.

Eso sí, ejemplos recientes tenemos unos cuantos:

  • Warriors 2023 vs Kings (Primera ronda)
  • Mavericks 2022 vs Suns (Semifinales)
  • Bucks 2021 vs Suns (Finales)
  • Clippers 2021 vs Jazz (Semifinales)

Y la más paradigmática, inverosímil y mágica de todas: Cavs 2016 vs Warriors en las Finales de la NBA. Y no unos Warriors cualquiera (si es válido decirlo así). Los Warriors del 73-9.


Sólo son datos

Contra estos datos está no sólo el relato (Nuggets como vigentes campeones, Jokic MVP, plantilla profunda y repleta de talento, control sin desgaste del curso regular) sino otros datos fruto del cherry picking. Cómo ese que nos dice que quien termina segundo la temporada regular (Denver) tiene un 21,6% de opciones de alzarse campeón frente quien termina en tercer lugar (T-Wolves), con un 9,4%. O que la franquicia de Minneapolis tan sólo haya disputado una Final de Conferencia desde su fundación, hace 35 años, por las cinco de su actual oponente.

Nada de esto estará en la mente de Anthony Edwards o Nikola Jokic esta madrugada, uno por hambre y otro por rotunda indiferencia. Las stats las tejen los héroes y no a la inversa.

Si ganan los Nuggets, la serie volverá a Colorado con un 2-2 y prácticamente olvidaremos el 0-2 inicial. Borrón y cuenta nueva y los campeones recuperarán su condición de favoritos. Si Minnesota afianza el 3-1, entonces sufriremos la tentación de aplastar a Denver con todo el peso de la estadística mientras Mike Malone se abona al ‘partido a partido’.

Después de todo, no hay que olvidar que la estadística es sólo el de dónde venimos, y nunca el a dónde vamos.

(Fotografía de portada de David Berding/Getty Images)


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