Dejounte Murray, otro hijo de la estirpe San Antonio Spurs

Serge Ibaka y LaMarcus Aldridge se enzarzaron en una acalorada discusión en el choque del pasado lunes entre San Antonio y Toronto. Más allá de la colisión entre colosos de más de 110 kilos de peso, sorprendió que quien sacara del epicentro de la trifulca al ala-pívot de los Spurs fuera Dejounte Murray, joven base del equipo.

Además de un inicio de liga —ante la ausencia por lesión de Tony Parker— llegando a pletórico, Murray está adelantando varios cursos en asignatura de liderazgo.

«Creí que era una muestra realmente de un liderazgo maravilloso para un chico joven que llega y calma la situación como lo hizo. Yo estaba yendo para ver qué ocurría y me dijo que me fuera como ‘yo me encargo. Está bien. No te necesito por por aquí (para calmar a Aldridge)’. Fue realmente bueno», alegó sobre Dejounte Murray su propio entrenador, Gregg Popovich. El inicio de curso de su jugador —en su segundo año NBA, recordemos— está siendo ilusionante.

Descorchando ilusiones pero con tiento, dado que hay que contar con que algún día —no falta mucho— Parker volverá y Murray perderá seguro protagonismo. Pero el inicio de su segunda temporada no se lo quita nadie y ha cogido buena carrerilla; no en vano Murray ya se ha convertido en el segundo base de la historia de Spurs en certificar al menos 15 puntos y 14 rebotes en un partido (hizo 16 y 14). Antes que él, la leyenda de Bahía Blanca, Manu Ginóbili, hizo 34-15 en el año 2008. También ante Toronto, por cierto.

Variedad de registro

Inicio sereno para un joven de todavía 21 años, que ha empezado con 13,3 tantos, 9,7 rebotes y 4,7 asistencias, 56,7 por ciento en tiros de campo o 1,3 robos sus credenciales de la temporada.

Bien mimetizado ya con la cultura de Gregg Popovich y San Antonio —tras solo un año de estancia—, Murray asume protagonismo en ataque, reparte juego, rebotea (mucho), corre, ordena, no desentona nada en defensa y lidera muchos minutos con su dirección desde el puesto de point guard. Quizá la mejor noticia de los Spurs en el amanecer de la temporada junto a la versión actualizada de LaMarcus Aldridge.

Transición ganando

La obra maestra de Murray llegó ante Toronto Raptors el pasado lunes: 16 puntos, 14 rebotes, 6 asistencias y 6 de 12 en tiros de campo. Y todavía podrá explayarse hasta que allá por diciembre vuelva a la normalidad Tony Parker. Pero la vuelta del francés no devolverá al anonimato a Murray, sino que se espera el inicio de la transición en el puesto de base: cada vez menos injerencia de Parker y más del joven valor.

Por encontrar un lunar al juego de Murray, todavía no ha anotado de tres puntos este curso —solo dos intentos—, sin duda una de sus grandes áreas de refuerzo en el juego.

Con Murray asoma una nueva cabeza de ganado en el particular proceso de reconstrucción que brota en San Antonio. Normalmente, en cualquier franquicia, los tiempos de rearme van acompañados de por lo menos un par de años de hastío; pero no en los Spurs. La entrega de llaves —Tim Duncan, Manu Ginóbili y Tony Parker a Kawhi Leonard— se ha producido sin resquebrajarse la cultura ganadora de la franquicia. Como cuando David Robinson invistió a Duncan en su heredero. Y con cada nuevo hijo que sale, como ahora Murray, de la cultura tejana, se afianza la estirpe ganadora de Popovich en el tiempo.


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