DeMarcus Cousins, su estreno en el (ahora más) mejor equipo de la NBA

Talento ingente en un conjunto arrollador que destaca y aprovecha todas las virtudes del pívot; así ha debutado Cousins en la Bahía

Son una industria internacional de aplastar rivales y, aunque la temporada 2018-19 empezara con cierta niebla por el camino, los Golden State Warriors están ya despedazando oponentes a velocidad de crucero.

El equipo de Steve Kerr ha cogido una marcha indefendible. Acumulan en este momento 11 victorias seguidas y sus números durante ese lapso competitivo son un gancho en el vientre a la fría lógica: 128,9 puntos por partido, 33,6 asistencias, 51,7 en tiros de campo (qué disparate), 125,5 puntos cada 100 posesiones (6,9 más que el segundo en esta parcela)… Además, Stephen Curry se ha convertido en el único jugador de la historia en convertir un mínimo de 200 triples durante siete temporadas seguidas y el único en hacer 200 en menos de 40 partidos en un curso, esta temporada. Todo como si fuera ciencia ficción punta sacada de la cabeza del Spielberg más ocurrente.

Pero no hay que asistir al cine, es la NBA que tenemos hoy en día.

La apisonadora que todos imaginábamos en la cabeza al pensar en la Bahía y que sabíamos que tarde o temprano despertaría está arrasando con lo que pilla.

Pero es que, además, si ya conocíamos el potencial destructivo de los Warriors cuando enseñaban los dientes, ahora hay que añadir la adquisición de DeMarcus Cousins que, como si llevase viviendo en Oakland desde el instituto, ha comenzado su andadura ‘warrior’ con actuaciones notables. La adaptación de Cousins a Golden State tras un año sin competir está resultando un éxito y adivina una maquinaria de arrasar superior,
otra vez evolucionada.

Para empezar, los guarismos están más que de su lado. Con Cousins en pista, los Warriors encajan 98,7 puntos cada 100 posesiones, lo que es igual a la mejor defensa de toda la NBA esta temporada; y en ataque percuten hasta los 116,0 (cada 100 disputas), ligeramente por encima del mejor valor global de la liga en este apartado (115,9) que los propios Warriors poseen.

La capacidad de pase

Como decimos, el papel de DeMarcus Cousins puede resultar más importante de lo imaginable, aunque los datos desde que ha vuelto a la pista aún sean escasos. Su nivel, de hecho, ha sido elevado, anticipando que el pívot quiere volver a situarse entre los mejores grandes de la competición después de su grave lesión el pasado curso.

Las labores y bondades de Cousins en Golden State, volviendo al presente, empiezan por el mismo punto que las de su equipo: el pase. Desde que el pívot ha saltado a las canchas, los Warriors llevan un promedio de 34 asistencias por encuentro. Algo histórico, pues solo seis equipos en toda la historia lograron terminar una temporada completa por encima de las 30. No es casualidad, claro, pues Cousins posee unas dotes de pasar el balón a un nivel tan o más alto que el resto de sus compañeros, que son ya docentes cum laude de la materia.

En los Warriors todos los jugadores pasan la pelota de maravilla, pueden botar, subir el balón, dirigir un ataque, correr, poner un bloqueo para dar ventaja, cortar a canasta… En esencia, DeMarcus Cousins puede asumir cualquier función sobre la cancha, acometerla con inteligencia y sobre todo que eso favorezca las también fortalezas de quienes tiene alrededor.

Dominio interior

A su IQ y visión de juego hay que añadir un dominio exultante en la zona interior. Por un lado, Cousins aglutina atención de la defensa rival y eso repercute positivamente en los jugadores exteriores que están con el cargador preparado para cuando llegue el balón. Eso si es que hace falta, pues las situaciones de juego interior también están siendo resueltas en gran medida por Cousins. El 44,7 por ciento de sus 15,2 puntos de promedio hasta el momento han llegado desde la pintura.

Buscando a Cousins en el poste bajo, los Warriors dan con la amenaza múltiple que puede convertir en puntos por sí solo o bien atraer interés hacia sí para que un compañero corte hacia canasta y anote prácticamente liberado. Su gran capacidad de pase es perfecta para ello. Eso o a la inversa, que la atracción rival que sus compañeros generan le cree buenas situaciones de tiro.

Acierto en triples

Dicho y hecho. Si le toca tirar por sí mismo desde fuera, no hay ningún problema; todo lo contrario más bien, pues es otra de sus grandes armas (54,5 por ciento de acierto con un 6 de 11 de triples intentados hasta el momento). Como ya sabíamos antes de su grave lesión la pasada temporada, Cousins es el pívot con capacidad total, al estilo de Joel Embiid. O sea, puede acometer cualquier función sobre a cancha (dentro de un físico de casi 125 kilos) y hacerlo de la manera más inteligente posible. En los Warriors además, cada una de sus virtudes fomenta también la de sus compañeros y al contrario.

Anoche, ante los Pacers, se pudo ver la versión más gráfica de lo que DeMarcus Cousins puede suponer para los Warriors: 22 puntos, 6 rebotes, 4 asistencias y la sensación de tener controlada la plaza interior al tiempo que aprovecha eso para el lucimiento de sus compañeros con menos centímetros… y para el suyo propio cuando la muralla interior se despista.

Sus números por el momento no son un escándalo (está jugando 21,8 minutos con 15,2 puntos, 7,0 rebotes y 49,1% en tiros de campo) y no podrán serlo debido a compartir equipo con quien lo hace; pero el papel de Cousins en el vigente campeón se antoja clave para dar un nuevo salto, una nueva evolución para someter a la liga, de nuevo, al yugo californiano. Lo está siendo en los cinco partidos que ha disputado hasta el momento.

También serán importantes intangibles de Cousins como la acertada manera con la que usa su cuerpo, tanto con el balón como colocando pantallas y bloqueos para beneficio directo (o indirecto) de sus semejantes.

Detrás y soluciones

En defensa, DeMarcus aporta la intimidación que por centímetros ha faltado en los Warriors en ciertos momentos de los últimos años. Cierto es que por sus limitaciones físicas, Cousins puede sufrir más cuando tenga enfrente pívots más móviles que le saquen fuera y le mareen con cambios de asignación. Sin embargo, ahí es donde tiene que entrar Kerr para que Draymond Green pueda hacer las veces de falso center e Iguodala vertebre el llamado quinteto de la muerte de la Bahía (Curry, Klay, Iguodala, Durant y Green). Con ese quinteto, de hecho, los Warriors presentan una versión inigualable hasta la fecha, en ataque y defensa, y son como mejor han funcionado.

Así, la llegada de Cousins supone que un talento ingente se inyecte de la mejor manera en un equipo ya inolvidable. Es un arma de alto alcance más y, contando todo el conjunto, son demasiados jugadores que hacen bien casi todas las cosas, DeMarcus el primero. Talento a borbotones, cualidades infinitas y todo eso encima favoreciendo que se fomente el bien común.

Y eso que acaba de llegar al equipo, las conclusiones son arriesgadas con tan pocos partidos y tendrá toneladas de apuntes que repasar hasta estar perfectamente mimetizado… Pero DeMarcus Cousins es otro intelecto entre un millón para jugar al baloncesto colocado al servicio de la estructura de aplastamiento más grande de las últimas décadas.

El resultado puede ser lo que estamos viendo durante los últimos partidos, una exhibición detrás de otra.

(Fotografía de portada: Christian Petersen/Getty Images)


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