Manantiales de contenido fluctuaron en los días en los que The Last Dance se hizo un lugar especial en la videoteca de todos nosotros.
Poco a poco fuimos conociendo más material inédito del archivo secreto de la NBA, grabado durante la última temporada, la 1997-98, que los Bulls de Michael Jordan estuvieron en en liza. Un dulce tránsito en el Delorean, momento idóneo de recién llegados al gremio para empaparse de hasta la última gota que envolvió a aquella clásica congregación.
Además de la didáctica lección de NBA, ese antiguo imperio llamado Chicago Bulls también coloca de relieve la infecciosa situación que la franquicia de Illinois atraviesa en últimas añadas. Podríamos decir que hasta décadas. Concretamente desde que la legislatura de Jordan y compañía descansara en paz, en el citado 1998.
Después de la mayor dinastía de la que la Liga fue testigo, los Bulls se adentraron en un desierto atestado de alacranes y laberintos que les desviaron de su sino hasta el día de hoy.
Tras el último anillo, tuvieron que pasar siete temporadas completas (año 2005) hasta volver a ver a Chicago en las eliminatorias por el título. Nueve tardaron en alcanzar unas semifinales de conferencia y hasta 13 transcurrieron para unas finales del Este. Una reencarnación de lo más impía en la era post Michael Jordan.
Mirando más a la actualidad, en las últimas cinco campañas los Bulls acumulan un solo billete —invalidado en primera ronda—, entre los ocho mejores de su conferencia; eso contando la temporada actual, donde se consumó otra intentona sin premio.
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