Casi 100.00 kilómetros (54.736 millas) es lo que habrán recorrido Steve Kerr y sus hombres al final de la Liga Regular. Una monstruosidad en forma de trayectos de avión, diversos back to back y cambios horarios a la que los Warriors se empiezan a acostumbrar. Y es que por segundo año consecutivo, los de Oakland son la franquicia que más millas acumula en viajes de toda la NBA. En segunda posición, los Blazers.
Dos son las razones principales de esta locura que condujo finalmente a Kerr a otorgar descanso a sus estrellas en el partido ante los Spurs de hace una semana, y que se saldó con una paliza clara de los de San Antonio. Por un lado, la localización geográfica del equipo de Golden State genera viajes mucho más largos que si la franquicia estuviera ubicada en el corazón de los Estados Unidos. Por otro lado, la televisión manda y los Warriors también son líderes en esta faceta, puesto que a nadie más que ellos presta más atención la televisión nacional (28 duelos en la 2016/17). La ESPN, la ABC y la TNT ostentan los derechos de los encuentros emitidos a nivel nacional y estos compromisos se han celebrar en días fijos: los sábados, los domingos y los martes.
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Hay una correlación clara entre exceso de millas viajadas y número de partidos que a un equipo le televisan a nivel nacional. Los Warriors ya fueron líderes en esta clasificación durante la 2015/16, con 25 choques. Los Rockets, los Clippers o los Thunder, punteros en cuanto a kilómetros realizados en la presente campaña, también están entre los primeros equipos con más partidos retransmitidos nacionalmente. En la otra cara de la moneda, los Bulls o los Cavaliers habitan en la cima de esta clasificación televisiva, pero por estar en el centro de los Estados Unidos, sus viajes son menos extenuantes y más cortos.
Por tanto, a los Warriors se les ha juntado estar en una de las esquinas de Estados Unidos con el hecho de tener un calendario marcado, muchas semanas, por lo que diga la televisión. Y eso trae consigo rutas brutales, con datos como los ocho partidos disputados en ocho ciudades diferentes en sólo trece días.
“Es realmente insano. Este es el peor tramo de calendario del que he formado parte…y llevo en la NBA desde 1988. Nunca había visto nada igual, ocho partidos en ocho ciudades diferentes y 11.000 millas de viajes”, se quejaba Steve Kerr hace unos días. Esa agria crítica la empleó también el técnico para sustentar su argumento de dar descanso a los jugadores ante los Spurs. A Kerr poco le importó que el encuentro fuera emitido nacionalmente o que se midiera a uno de los principales favoritos para el anillo. La noche anterior, los actuales subcampeones de la NBA habían caído ante los Timberwolves, en Minneapolis. Tras la derrota, sin tiempo casi para reposar la ducha, avión a San Antonio. En el camino, unos 1.500 kilómetros para la mochila. Los Warriors se volvían a cruzar el país en menos de 24 horas.
Adam Silver, dispuesto a actuar
Cuando en verano salió el calendario para el curso 2016/17, Steve Kerr alertó al Comisionado sobre la dureza del mismo y focalizó su queja en esos ocho partidos en ocho ciudades diferentes en sólo trece días. Silver le prometió que iba a trabajar sobre ello y lo cierto es que la NBA ya ha decidido que, para estirar el calendario, la temporada 2017/18 empezará unos días antes y se cortarán partidos de pretemporada, con el objetivo de reducir al máximo los extenuantes back to back, el hecho de jugar dos encuentros de manera consecutiva.
La locura viajera de los Warriors en estas semanas empezó tras el parón del All-Star. Después de dos compromisos en casa, el 27 de febrero jugaban en Filadelfia, el 28 en Washington, el 2 de marzo en Chicago, el 5 en Nueva York, el 6 en Atlanta, el 8 en de nuevo en su feudo, en Oakland, para volver a coger ruta y llegar el 10 a Minneapolis y el 11 a San Antonio.
“Esta parte del calendario es especialmente indignante”, abundaba Kerr a los micrófonos de la ESPN en las horas previas al duelo contra los Spurs.
Los jugadores y cuerpo técnico de los Warriors no pusieron un pie en el hotel de San Antonio hasta las 3 de la madrugada del sábado 11 de marzo. Antes, Kerr ya había decidido que Stephen Curry, Draymond Green, Klay Thompson y Andre Iguodala iban a descansar.
“Tengo que pensar en lo que es mi trabajo. No me puedo preocupar sobre el impacto que mi decisión puede tener en el negocio de la NBA. Por supuesto, puedo ser sensible a ello, pero no puedo priorizar el negocio sobre mis jugadores. Mi prioridad es que ellos estén sanos cuando lleguen los playoffs. Es mi trabajo”, concluía un nocturno Kerr, que con estas decisiones busca evitar, por encima de todo, que sus hombres lleguen de nuevo fundidos a unas eliminatorias por el anillo. La lección y los hechos de 2016 están muy presentes. El récord de victorias ya se batió.Ahora toca mirar por el campeonato de la NBA, que es al final lo que siempre se recuerda, lo que vale.
Mismas prácticas en Cleveland
En esa línea están otras franquicias punteras de la NBA, como los Cavaliers. En el duelo del sábado 18 de marzo ante los Clippers, Tyronn Lue no dudó en dejar fuera a su Big Three. Sin el concurso de LeBron James, Kevin Love y Kyle Irving, Cleveland cayó de manera estrepitosa (108-78) y provocó el enfado en las oficinas de la NBA ante un nuevo caso de partido emitido a nivel nacional sin grandes estrellas en la pista. Lo hicieron los Warriors el día 11 de marzo y lo repitieron los Cavaliers una semana después. La ABC, la televisión que paga la factura de estas decisiones. Y la NBA, mientras, con un cabreo monumental. Reconfigurar el calendario puede ser la solución para que esto no ocurra más.
“Silver me dijo que iba a actuar. Y yo le creo”. Kerr tiene esperanza de que algo cambie. Ganarían todas las partes.