Jimmy Butler: el gran fracaso contemporáneo de Minnesota

Es curioso que tras el curso en que los Timberwolves alcanzaron por primera vez los playoffs desde 2004 —rompiendo así la peor racha activa de la NBA— la sensación que quede de todo ello es una franquicia más debilitada. Algo no lubrica en Minneapolis, como si la idea de plantel estuviera cerca de irse por el precipicio, como si Tom Thibodeau hubiera perdido el mando y para muchos el norte (deportivo) con contrataciones como la de Luol Deng.

Pero posiblemente, el mayor daño que se ha infringido a Minnesota haya venido esta semana, del lado de alguien que quizá no esperaba Thibs. Ya saben, Jimmy Butler, el jugador por el que se dieron muchas cosas en la noche del Draft de 2017 y que estaba destinado a marcar una nueva etapa próspera en Minneapolis, dijo que se iba. O que se quería ir, exactamente, pero desenfundando la Espada de Damocles y colocándola sobre la cabeza de Thibodeau, quien fuera su jefe en Chicago, quien lo trajo desde allí una noche de junio de 2017, quien ahora, a días para empiece el training camp, se queda empantanado. “O me traspasáis o me voy igualmente en 2019 y no recibís nada a cambio”, vino a decirle Butler a Tibs en ese encuentro del pasado lunes.

Ahora quien manda es Minnesota, que en inicio quiere ganar ya y es reticente, en la figura del propio Thibodeau, a desprenderse de Butler. Luego, en el verano de 2019, quien mandaría si siguiera en Minnesota será Butler, con player option para salirse del contrato y ser agente libre. Y asegura que lo hará si no le sacan de Minnesota.

Eso es futuro, a corto, medio o largo plazo. Pero el presente es complicado para los Timberwolves, que solucionen de la manera en que solucionen el tema Butler, habrán fracasado en el proyecto que quisieron construir con él de estrella.

Casi nada salió bien

Es 22 de junio de 2017. Los Bulls y los Wolves revolucionan la noche del Draft con un traspaso que pone patas arriba el mes de junio, recién acabado el curso que ha coronado a los Warriors campeones y a pocos días de que se abra la agencia libre. Chicago y Minnesota acuerdan ese día una operación por la que Jimmy Butler es traspasado a los Timberwolves, junto con Justin Patton, a cambio de Kris Dunn, Zach LaVine y Lauri Markkannen. Thibodeau vuelve a reunirse con Butler, con el Butler de sus días de Chicago. Luego, en el transcurso de la 2018-19 añadiría a Derrick Rose y ya este verano de 2018 Luol Deng. Los TimberBulls, sarcásticamente apodados por aquellos que creen que la Minnesota de ahora no es más que una repetición de aquellos Bulls que llegaron muy lejos a principios de la presente década, Finales del Este incluidas.

Sin embargo, esos TimberBulls lo serán menos toda vez que su mejor pieza actual de los que una vez fueron de Chicago se quiere ir. Y si Butler abandona ahora el frío territorio donde se posan los Wolves lo hará con solamente con 59 partidos de Temporada Regular. Un curso con lesiones, con intermitencias y donde pocas veces fue lo que se esperaba de él. Incluso así fue All-Star por quinta vez, y quinta seguida, en su carrera, aunque luego no le dio la gana jugar ni un segundo.

Actitudes así, dentro de un jugador con cierta mala fama en cuanto a sus comportamientos en el vestuario, ilustran un año extraño, para él y para Minnesota. Las cosas en el locker room de los Timberwolves no tenían que ir muy sueltas cuando, por ejemplo, el hermano de Andrew Wiggins, todavía compañero de Butler, posteó en Twitter un “Aleluya” cuando supo que Jimmy Buckets había pedido el traspaso. El carácter, la forma de ser, la actitud de Butler en los vestuarios  no es algo que se acote exclusivamente a  Minnesota.

Quizá con la salida de Butler muchos respiren. Quizá haya más hueco para los liderazgos de Wiggins o Karl-Anthony Towns. Quizá se respire mejor ambiente y quizá el paso del escolta por Minnesota sea solo un mal viaje de un curso. Un mal trayecto para todos, jugador incluido, pero del que sale peor parado Minnesota. A días de que todo empiece de nuevo, el proyecto se resquebraja. De cómo gestionen la salida de Butler —¿Clippers?— y lo que obtengan a cambio, en una entidad que ya dejó a escapar a Ricky Rubio por menos y nada en 2017, y ahora el base es de lo mejor que habita en la NBA, dependerá mucho el destino de Minnesota en esta campaña 2018-19. Butler no ha salido bien. Como tantas cosas en los Timberwolves desde hace demasiado tiempo.


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