Las ausencias de Joel Embiid esta temporada son dinero para los rivales de Philadelphia 76ers. El equipo afincado en el estado de Pensilvania ejerce un récord de 1-6 cuando su extrovertido comandante no defiende la pintura. Y la cuestión no es baladí dado que en este momento Embiid se ha perdido su segundo encuentro consecutivo y cuarto en el mes de diciembre.
Tras jugar 49 minutos (¡49!) durante las épicas tres prórrogas ante Oklahoma, Embiid no ha vuelto a regresar al parqué, perdiéndose los dos encuentros ante rivales asequibles (Sacramento y Chicago) que disputó Philadelphia; ambos saldados, claro, con derrota. Joel Embiid es la pieza sin la que entender el proyecto ganador de los 76ers, pues su peso combinado en ataque y defensa está solo por debajo de ‘Miuras’ como LeBron James, Giannis Antetokounmpo o Kevin Durant. Directamente, Philadelphia es otro equipo, perdedor, si Embiid no puede anudarse la capa. Y con él en pista, aspiran a una posición de respeto en playoffs. El cambio es abismal.
Como Adrian Wojnarowski publicó este miércoles, el pívot de los Sixers podría perderse hasta dos partidos más, para reaparecer en la velada del día de Navidad. Demasiadas ausencias dado el paupérrimo rumbo que toma su equipo sin él al frente de la marcha. Y en éstas surge la duda de por qué un jugador que empezó la liga con restricción de juego y algodones físicos disputó 49 minutos de acción ante, además, un conjunto tan exigente en lo físico como los Thunder.
Proteger a Embiid de su competitividad
Entendidos desde el prisma médico, los 49 minutos fueron un error, comprobado después por las dos ausencias siguientes de Embiid (una era en back to back así que puede tomarse con pinzas). Todo el mundo sabe que el jugador original de Camerún poco menos que habría estrangulado a su entrenador, Brett Brown, si en los momentos de prórroga (hubo tres) le hubiera sacado del partido. Pero en ocasiones, el técnico está para proteger la condición más visceral e impulsiva de su jugador estrella.
No es culpa de Brown que el partido se estirase hasta las tres prórrogas, pero sí no lidiar con ellas de la manera más prudente. Esos minutos extra han perjudicado al equipo en los dos siguientes partidos, derrotas.
Embiid no padece ninguna lesión grave, oficialmente tiene molestias en la espalda, no obstante su ausencia seguro que también responde a un protocolo para no cargar demasiado el físico (y las rodillas) del jugador.
Los 76es son ahora décimos en la clasificación del Este y si la ausencia del gran Embiid se prolonga, podría ponerse en compromiso las aspiraciones de playoffs. De ese modo, la organización y Brown no deben perder la perspectiva de lo importante que es preservar el físico de su estrella. Ausencias en back to backs y lo que sea necesario para no exprimir demasiado el mastodóntico potencial de su jugador. Aunque había malacostumbrado la vista de todos (por encima de 30 minutos en partidos desde hace mucho) en el inicio de temporada, nunca conviene olvidar el carácter delicado de su estructura. Hay que proteger a Embiid de sí mismo, de ese carácter que le hace querer jugar 48 minutos cada noche. El presente y futuro de la organización dependen de tal hecho.