Hace dos meses, Dallas Mavericks y Washington Wizards completaron uno de los movimientos de mayor magnitud del cierre de mercado. La organización afincada en Texas envió a la capital estadounidense a Kristaps Porzingis y un pick protegido del draft de 2022 a cambio de Spencer Dinwiddie y Davis Bertans.
Este traspaso supuso el fin de los quebraderos de cabeza en Dallas, así como la liberación deportiva de Luka Doncic. La estrella eslovena ha promedió 30,7 puntos, 9,7 rebotes y 8,6 asistencias desde entonces, mientras los Mavericks ascendían hasta la cuarta plaza final del Oeste gracias a un récord de 19 victorias y siete derrotas.
En el caso de los Wizards, es más difícil sacar conclusiones tangibles. No porque el impacto de Porzingis no haya sido positivo, sino porque la franquicia se encuentra en una delicada encrucijada: la disyuntiva entre estirar un poco más las esperanzas construidas alrededor de Bradley Beal o el poner punto y final a esta etapa para crear a partir del young core del equipo. Unas dudas que se amplifican tras la llegada del unicornio letón.