¿La última oportunidad de Anfernee Simons?

Las lesiones se han cebado de manera encarnizada con los Portland Trail Blazers durante las últimas semanas. Primero fue Jusuf Nurkic, a quien una fractura en su mano derecha mantendrá en el dique seco durante al menos dos meses. Apenas unos días después, era C.J. McCollum el que se rompía a causa de otra fractura, esta vez en el pie.

La ausencia de este último será menor en cuanto a duración –al menos unas cuatro semanas– pero abre una nueva narrativa dentro de las posibilidades del cuerpo técnico para paliar su ausencia.

Los Blazers no cuentan con un excesivo número de efectivos en su back-court y ya iniciaron el curso sin un recambio de garantías puro para Damian Lillard. Ahora, todas las miradas están puestas sobre un jovencísimo Anfernee Simons sobre el que las dudas comienzan a sobrevolar de manera insistente.

El entrenador Terry Stotts ha afirmado que los minutos de Simons se verán aumentados, como cabe esperar. Un mes en el que el joven jugador, de 21 años e inmerso en su tercera campaña en la NBA, tendrá que demostrar que merece una mayor responsabilidad y que está listo para retos más exigentes en playoffs. Otras preguntas también se abren en el horizonte: ¿necesitan los Blazers incorporar a otro base?, ¿deberían seguir contando con Anfernee en un futuro?

Dentro de estas cuestiones se presentan varias posturas y consideraciones que no parecen converger en un mismo punto. Mientras que sus compañeros de equipo elogian su actitud, ética de trabajo y entrega en los entrenamientos, su rendimiento no ha estado a la altura de las expectativas ni de las llamativas exageraciones compartidas por el Presidente de Operaciones Neil Olshey. El directivo no dudó en definir a Simons como “el jugador con más talento” que ha seleccionado, declaraciones respaldadas por miembros del vestuario que afirman que el guard podría ser titular en un gran número de equipos de la NBA.

“Es bueno. Puedo asegurártelo”, declaró recientemente Carmelo Anthony al medio The Athletic. “Lo vemos a diario. Vemos lo que está tratando de hacer. Vemos todo lo que su juego abarca, el conocimiento del juego. Hace las preguntas adecuadas a las personas adecuadas. Su juego ha crecido en los últimos años.”

Los números exhibidos en este arranque de temporada se dirigen en la dirección contraria: sus minutos han descendido desde los 20,7 del pasado curso hasta los 10,5 mientras actuales, mientras que su anotación ha descendido en cuatro puntos y su volumen de lanzamientos en un 42%.

No obstante, Carmelo insiste en que su evolución está por encima de lo que los aficionados presencian y de lo que sus estadísticas muestran. “No creo que muchos de vosotros vean sus habilidades de la forma en la que nosotros lo hacemos en el día: la forma en la que ataca, en la que puede lanzar, su fluidez dentro del juego. Para él son naturales.”

Sin embargo, todo este presumible potencial todavía no se ha trasladado desde las prácticas del equipo hacia una regularidad plena y vistosa en partidos oficiales. Anthony añadió que, a pesar del desarrollo en sus habilidades, hay una materia que le falta por trabajar y que impulsará su asentamiento en la liga: su coeficiente baloncestístico. Como paralelismo, no podemos pasar por alta que C.J. McCollum no explotó hasta su tercer año en la NBA, el mismo que ahora afronta Simons. Sus números en sus dos primeros años apenas ascendieron hasta los 5,3 y 6,8 puntos, respectivamente. Y en Portland no tienen problema alguno en cocinar a sus promesas a fuego lento.

Dicho todo esto, la oportunidad que ahora se le presenta a Simons es inmejorable. En un equipo plagado de lesiones y sin mucho fondo de armario en el juego exterior, es su momento de demostrar que tiene cabida en el sistema de Stotts. Que puede anotar con consistencia, dirigir el juego, descargar de responsabilidades a Lillard y ser un jugador incómodo en defensa. Una liga como la NBA no suele destacar por repartir arbitrariamente oportunidades. Gary Trent Jr. tuvo la suya propia y no la desaprovechó. Y ahora, las dudas presentes sobre su figura no giran sobre su capacidad para ser parte del equipo sino de si sus exigencias económicas podrán ser satisfechas.

El propio Simons fue la primera opción de los Blazers el pasado curso antes de que Trent Jr. lo adelantara por la derecha. Su inicio fue prometedor, promediando 11,4 puntos en sus primeros 15 partidos. Sin embargo, desde que las defensas rivales ajustaron, aplicaron ayudas efectivas y limitaron su margen de maniobra, el carácter unidimensional de su ofensiva se redujo sustancialmente. Su tiro dejó de ser un recurso consistente, su toma de decisiones se tornó cuestionable y su nombre desapareció de la rotación durante la burbuja de Orlando, donde cada partido era prácticamente a vida o muerte.

El lunes contra los San Antonio Spurs, Simons disputó 15 minutos, su segunda marca más alta del curso. En dicho tiempo sumó seis puntos, una asistencia y ninguna pérdida, pero registró un diferencial de -22. Aún sin depender exclusivamente de él, supone una cifra demasiado alta para un jugador que aspira a convertirse habitual y relevante en la rotación de un equipo con aspiraciones de playoffs.

Así, el de Altamonte Springs se enfrenta, posiblemente, al mes más importante de su incipiente carrera. Unas semanas en las que tendrá que optimizar sus minutos para convertir su producción en confianza. Esto es: anotar cuando sea necesario, repartir el juego, liberar a Lillard, no hacer más de lo justo y necesario y evitar su habitual acumulación de faltas en el lado defensivo. Muy posiblemente, la nota obtenida durante este examen repercutirá en sus posibilidades de futuro en Portland.

(Fotografía de portada de Steph Chambers/Getty Images)


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