La noche de martes 16 de mayo de 2017 ha podido cambiar ya la historia de Boston. De hecho, muchos consideran que el futuro de los Celtics se empezó a construir en 2013, con esa operación que enviaba a Kevin Garnett y a Paul Pierce a Brooklyn a cambio de algunas cosas que, en su momento, no se consideraron demasiado importantes.
Hoy, esa 1ª ronda del Draft 2017 que en su día quedaba tan lejana tiene ahora nombres y apellidos: Markelle Fultz. La opción de intercambiar la primera ronda del Draft entre Nets y Celtics, recogida en esa transacción de julio de 2013, es en la actualidad oro puro para los de Massachusetts. Ganar la lotería del Draft para los Celtics supuso disponer del nº 1 y supuso también que tienen la posibilidad de escoger a Markelle Fultz, el base que les otorgue a medio plazo el paso adelante decisivo para volver a ganar el anillo.
Cuando se analiza el porvenir de Boston se hace con los Celtics inmersos en las Finales del Este. Y sin embargo, da la sensación de que mientras LeBron siga dominando, no hay nada que hacer. El título de la NBA, la disposición de pelar por ello en unas Finales deberá esperar unas cuantas campañas, parece. Y mientras, la franquicia verde sigue edificando un plantel temible. Y lo será más si eligen al Markelle Fultz y completan el roster con fichajes como el del Gordon Hayward o el de Blake Griffin. Casi nada.
¿Cómo quedaría el ‘backcourt’ con Markelle Fultz?
Parece claro que los Celtics, si ejecutan si nº1 y no lo intercambian o lo incluyen en algún traspaso, elegirán a Fultz por delante de Lonzo Ball, quien ama a los Lakers y ha dejado ver descaradamente que su sueño es California y no la fría Nueva Inglaterra.
Fultz es la pieza idónea y a ese factor se suman hechos favorables como que proviene de la misma universidad que Isaiah Thomas, la de Washington. El líder de la franquicia ha asesorado a Fultz sobre la vida en Boston. Fultz y Thomas se encontraron ya en prácticas post temporada en Seattle, donde tiene su sede la Universidad de Washington.
No obstante, a pesar de ser el favorito para ser elegido en el nº1 del próximo Draft y a pesar de que la mayor parte de las quinielas caminan en esa dirección, es interesante ver cómo quedaría el backcourt de los Celtics si el joven base vistiera ya su camiseta a partir de la 2017/18.
Porque la zona exterior de los Celtics es ya fuerte de por sí. Parte del éxito contra los Wizards, en las semifinales del Este, provino del fondo de armario que tenían en Boston para estas posiciones. Además de Thomas, dueño y señor de la rotación, Avery Bradley, Marcus Smart y Terry Rozier, principalmente, han dado consistencia y profundidad. La cuestión es si, con Fultz, cabrían todos.
Si damos por hecho que Demetrius Jackson , James Young y Gerald Green no son prioritarios en las oficinas de los Celtics de cara a la 2017/18, en Boston se podrían encontrar con un backcourt impresionante, de una fuerza descomunal pero ciertamente cargado: Thomas, Bradley, Smart, Rozier, más Fultz, se antoja demasiado. Alguien tendría que salir.
Todos con contrato
El asunto es que, contando con Thomas como imprescindible e insustituible, el resto tiene acuerdos con Boston como mínimo por un curso más. El propio Thomas acaba en 2018 ese acuerdo que en su día suscribió con los Suns antes de ser traspaso a los Celtics en 2015. Bradley quedará libre el 1 de junio de 2018, cuando haya cumplido su estancia en Nueva Inglaterra, que para la próxima campaña está tasada en 8,8 millones de dólares. Bradley ha jugado un buen curso, con topes anotadores como profesional (16,3 tantos por noche). Aunque su inconsistencia física le ha hecho perderse muchos partidos y eso puede ser un factor a tener en cuenta en el hipotético overbooking de exteriores que se podría dar si llega Fultz. ¿Carne de traspaso? Lo que es obvio es que Bradley necesariamente pasaría a un rol de banquillo si sigue en los Celtics. Como moneda de cambio, es un buen valor de mercado.
Marcus Smart, n º6 del Draft de 2014, tiene ante sí otra campaña por delante con los Celtics, a razón de 4,5 millones de dólares. Smart ha mejorado en anotación en la 2016/17, pero sigue siendo un tirador poco fiable. Al igual que el tercero en cuestión, Terry Rozier, se ha mostrado como un aguerrido defensor pero sin unas espectaculares cualidades ofensivas, realidad que sí presente Fultz. Rozier tiene casi 2 millones apalabrados de cara a la 2017/18, fruto de la decisión de los Celtics de ejercer el año extra de su contrato, opción ejecutada el pasado mes de octubre. El base de la Universidad de Louisville ha cumplido una segunda buena experiencia en la NBA, a la que llegó en 2015. Su presencia en la rotación de los Celtics ha ido en aumento y esta temporada ha doblado su número de minutos, lo que le ha hecho mejorar sus prestaciones. Al tratarse de un jugador joven y en progresión, con contrato en vigor y la opción de los Celtics de renovarle para la 2018/19 por 3 millones de dólares, le hacen ser un candidato interesante como suplente del dúo Thomas-Fultz. Este rol de tercera línea encaja más en su perfil que en el de Bradley o Smart, cuyo valor de mercado además es mayor que el de Rozier, por lo que son mejores piezas para un traspaso.
Pero, todo esto son cábalas. Nada está escrito. La historia del Draft ha dado muchas sorpresas a lo largo de estos 70 años de existencia. Aunque todo apunta a que los Celtics elegirán a Fultz y que, muevan el nombre que muevan, tendrán un backcourt temible, no hay que descartar un intercambio de rondas, la búsqueda de un traspaso para de ese n º1 para adquirir un hombre alto o, incluso, que la opción de Fultz sea superada por la de Ball. Que no parece así, pero nunca se sabe al 100%. Y menos, en el Draft. Y de fondo, asomando, otra realidad: la primera ronda de los Nets para 2018, también es de los Celtics. Ese traspaso de 2013 donde parecía que sólo ganaban los de Brooklyn, fue justamente lo contrario. Los Celtics ya se cobraron la factura. Y lo seguirán haciendo. Presumiblemente con Markelle Fultz.