El secreto de las cinco libras

Boston dio ayer un golpe encima de la mesa. En el Garden y contra unos Bucks que llegaban como el único equipo invicto de la competición. Los de Budenholzer demostraron carácter y perseverancia. Es un equipo nuevo y muy peligroso. Un equipo que ha comprado todo lo que vende Mike Budenholzer y que ha llegado para quedarse. Pero no he venido hoy a hablar de ellos. Y tampoco de los Celtics y su inmenso (incomparable, diría) potencial.

Hoy quiero hablar de unas declaraciones que pueden haber cambiado el rumbo de los verdes. Al menos en este inicio de temporada… Unas declaraciones que han despertado a Kyrie Irving de su pequeño letargo y, en consecuencia, han transformado a este animal competitivo que son los Celtics de Brad Stevens.

Siempre digo que Kyrie es la chispa, la salsa de este equipo. Kyrie es el diferente. El jugador que cambia los ritmos, provoca parciales y, en definitiva, facilita las cosas para el resto de sus compañeros. Su explosividad es clave en un sistema perfecto que castiga con precisión de cirujano cada error del contrario. Clave porque, cuando está fino, provoca errores todo el rato.

Hasta el partido del martes en Detroit, Kyrie arrastraba un 39% de acierto en los tiros, un pobre 24% en los triples y una media de 14 puntos por encuentro que está a años luz de su capacidad real. Estaba algo lento, algo descolocado, algo descentrado… En resumen, poco fino. Hasta que apareció Tommy Heinsohn.

Lo que necesitaba Kyrie

Para quien no le conozca, Heinsohn es una leyenda en Boston. Un exjugador que ganó ocho anillos como jugador, dos más como entrenador y que sangra blanco y verde. Literalmente. Le ciegan los colores.

Ahora, a sus 84 años, Heinsohn trabaja para NBC Sports Boston y es uno de los comentaristas más famosos del circuito. Tiene una gran relación con la franquicia y siempre anda detrás de todos y cada uno de los jugadores por lo que hacen o dejan de hacer.

Pues bien, tras el primero de los dos partidos ante Detroit (home&home), Heinsohn aseguró en televisión que, para él, a Kyrie lo que le pasaba es que le sobraban cinco libras (unos 2,2 kilos). Que estaba medio paso más lento de lo habitual. Y el base se lo tomó al pie de la letra.

Irving se fue hasta los 31 puntos en el segundo encuentro ante los Pistons y, tras el encuentro, le agradeció sinceramente al comentarista sus palabras.

«Quiero darle las gracias a Tommy. Siempre dice la verdad… ¡Me ha puesto en forma!«, aseguraba Kyrie aún sobre el parqué. «Fue una de las peores cosas que me podían haber dicho. Especialmente viniendo de él, que si llevas una camiseta de los Celtics no puedes hacer nada mal en sus ojos. Me puse con la bici a la mañana siguiente para intentar coger rápido el estado de forma necesario para el resto de la temporada. Y le doy las gracias porque tenía razón. Y yo lo necesitaba», cerró el base en vestuarios. Lo dicho, al pie de la letra.

Desde aquellas palabras de Heinsohn, Kyrie acumula en dos partidos un 55,5% en los tiros, un 52% en los triples, 29,5 puntos por noche, dos victorias y otras tantas sonrisas. Y, sobre todo, ha vuelto la explosividad. Ha vuelto la chispa, la salsa. El secreto de las cinco libras.


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