Habíamos matado a los Blazers

Gran encuentro en Oregón. Otro que os recomiendo si no lo habéis podido ver esta última madrugada. Los nuevos Bucks ante los viejos Blazers. La revolución de Budenholzer contra la estabilidad de Terry Stotts. Y, como casi siempre, parece que hemos infravalorado la constancia…

Algunas veces nos contradecimos al intentar analizar la situación de los equipos con dudas. El ejemplo perfecto este año es Portland: pedimos revolución cuando la evolución se queda corta y después hablamos de lo importante que es la confianza y la estabilidad estructural para cualquier franquicia… ¿Cuál es, la primera o la segunda? Y qué difícil es identificar el punto exacto en el que se necesita imperiosamente un cambio.

Los Blazers cayeron de forma estrepitosa, terrorífica, en los últimos playoffs a manos de unos Pelicans que llegaban flotando a la post temporada. Un 4-0 durísimo, un golpe tremendo que nos llevó directamente a la siguiente narrativa: ¿qué más puede ofrecer Terry Stotts? ¿Qué más puede hacer un equipo agobiado por las finanzas para crecer en el infierno que es la conferencia oeste? ¿Existe ese margen de crecimiento? ¿Permite la evolución?

No teníamos ni idea. Bueno, teníamos todas las dudas del mundo. Tantas que los compañeros de ESPN, por poner un ejemplo, colocaron a los Blazers en el décimo (¡décimo!) puesto del oeste en sus predicciones veraniegas. Alegando, como casi todos, que el margen no existía y que la salida de Ed Davis iba a ser más negativa de lo que parecía. Yo mismo los metí en playoffs de milagro (séptimos, creo) y sin confianza alguna.

Pues bien, parece que esta vez nos hemos equivocado a lo grande. Podemos haber metido la pata hasta el fondo. Y no lo digo por el partido de ayer, que si bien es una prueba más de nuestro posible patinazo, no cuenta ni la mitad de la película.

Damian Lillard ha arrancado la temporada serio, concentrado. Anotando más y lanzando menos que la temporada pasada (al menos hasta el partido de ayer). McCollum empezó peor, pero ya ha recuperado terreno (ayer se salió…). Pero lo importante de verdad no son estos dos monstruos de la anotación, que con ellos evidentemente contábamos, sino todo lo que ocurre a su alrededor.

Pequeños grandes pasos

Stauskas y Curry, acierten más o menos, son perfectos para jugar desde el banco junto a Evan Turner (balón). Y es éste quien tiene que mejorar, y lo está haciendo (ayer estuvo perfecto) en la toma de decisiones. Layman está haciendo mejor de Harkless que el propio Harkless, Nurkic produce más jugando y gastando menos y los interiores que salen desde el banquillo, aunque siguen sin despegar, van cogiendo forma. Soy muy, muy, muy de Zach Collins, pero sigue verde. Da pasitos (y qué pasitos), pero sigue siendo casi todo potencial. Más margen de mejora…

Tres números clave para acabar y para entender mejor el buen inicio de estos Blazers: sorprendentemente, han mejorado en rebote sin Ed Davis (de cuartos a segundos y un +4 por partido), puntean cinco tiros por partido más que la temporada pasada y son el tercer mejor equipo defendiendo el lanzamiento solo por detrás de los Celtics y los Bucks.

En definitiva, que igual el batacazo de los playoffs nos hizo sobrerreaccionar. O igual estamos sobrerreaccionando ahora tras el 8-3. Pero los Blazers fueron terceros en el oeste la temporada pasada. Terceros… Y que igual el séptimo año de Stotts es el mejor. Esa pinta está cogiendo… Sobre todo si tenemos en cuenta que suelen ser un equipo que mejora exponencialmente tras el parón del All Star. En fin, no nos olvidemos de los Blazers.


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