Hacerle un Stevens a Brad Stevens

Talento en cada esquina, técnica exquisita, dos estilos diferentes y mucha, mucha pizarra. Mucho baloncesto. Tremendo partido el que disputaron ayer Nuggets y Celtics en Colorado. Y tremenda la exhibición de un Jamal Murray que se sacó el doctorado NBA ante la mejor versión de Kyrie Irving. Poca broma…

Más allá del duelo de bases (espectacular, merece la pena si aún no lo habéis visto) y del triunfo de unos Nuggets que suman nueve victorias en 10 partidos y que ya han batido en su fortín a dos de los gallos más duros del corral (Warriors y Celtics), hay que hablar de un precioso cara a cara en los banquillos.

Brad Stevens es, junto con los quintetos de la muerte de Steve Kerr, la bandera de los cambios en los bloqueos, los defensores versátiles y los tiros punteados. Los cambios rápidos reducen los espacios, las ventajas, y conceden a sus jugadores mejores posiciones para defender los lanzamientos exteriores.

Prioridad absoluta

¿Y esto en qué se traduce? Los Celtics de Stevens siempre han estado entre los cinco mejores equipos de la liga en la defensa de la línea de tres puntos. No bromeo… Siempre es siempre. Son el mejor equipo este año (con diferencia, sus rivales no llegan al 30% de acierto), fueron el mejor la temporada pasada, segundos hace dos años, cuartos hace tres y hace cuatro… Fueron Top-5 incluso en la primera temporada del ex de Butler y pese a ganar solo 25 partidos aquel año. Prioridad absoluta en la casa de Stevens.

Pues bien, lo curioso de la batalla de ayer es que fue precisamente ahí, en la defensa del triple, robando una página del cuaderno del mismo Brad Stevens, donde Malone ganó la partida.

Los Nuggets lo hicieron de una manera diferente, porque no tienen las piezas necesarias para defender como los Celtics. Ni Jokic, ni Jamal Murray, ni Monte Morris… Ni siquiera el Paul Millsap de 2018 puede aguantar emparejamientos desfavorables con regularidad. Así que lo hicieron a su manera, pero lo hicieron…

Un Stevens a Stevens

Ayudas larguísimas contra Kyrie (que cuando está así es trampa), serios en la defensa individual (concentrados) y, cuando tocaba, cambios pasados de frenada, rotaciones exageradas, que obligaron varias veces a los Celtics a utilizar lo que se llaman en la NBA actual un lanzamiento menos bueno.

Y aquí, además del mérito que tendría en cualquier caso dejar a los Celtics de five out (cinco abiertos: Kyrie, Tatum, Brown, Hayward y Horford/Morris) en un 29% y solo 9 aciertos (igualan la peor marca de la temporada; Denver anotó 13 con un 38%), hay dos medallas especiales que suben automáticamente varios niveles la actuación defensiva de los pupilos de Malone: la primera es Kyrie, que tenía el día tonto y anotó siempre que quiso y en la cara de quien quiso (4/6 desde el triple, el resto del equipo 20% de acierto), y la segunda es que los Celtics venían de dos partidos de récord en los que habían batido la mejor marca de la franquicia, promediaban 21,5 aciertos (DE LOCOS) y lanzaban 50,5 intentos (por ahí quiere Stevens que vayan los tiros esta temporada).

Y, por si todo esto fuera poco, lo consiguieron los Denver Nuggets, que la temporada pasada fueron el peor (EL PEOR) equipo de toda la liga defendiendo el triple.

Este año, Malone los tiene sextos, terceros en eficiencia defensiva y con un espectacular 9-1 que cada vez tiene menos pinta de burbuja. De 10 Denver. Y de 10 Mike Malone.


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