La carrera profesional de cualquier jugador de la NBA –salvo aquellos casos muy contados de estrellas tocadas por la varita mágica del talento innato– comprende una montaña rusa que exige saber responder no solo a los peores momentos sino también a aquellos que invitan a levantar los pies del suelo.
En este comienzo de año, Pascal Siakam está disfrutando de la cara más amable de la liga. Y de sí mismo. Tras perderse los primeros diez partidos del curso mientras se recuperaba de la cirugía de hombro a la que fue sometido durante la temporada baja, el jugador de los Toronto Raptors dejó atrás los fantasmas que lo habían acompañado durante el último año para ratificar el aviso que lanzó en septiembre: “Me veo como un All-Star. Y, potencialmente, quiero llegar a ser el jugador más valioso de la liga algún día. Pero, definitivamente, creo que alcanzaré el siguiente nivel.”
Desde entonces, la trayectoria de Siakam ha mantenido una línea ascendente que alcanzó su punto cumbre en el primer mes del 2022. En el ya extinguido mes de enero, el camerunés firmó unos números de 22,6 puntos, 8,6 rebotes, 6,4 asistencias y 2,0 robos por encuentro. Unos registros tardíos para recibir el honor de la titularidad en el All-Star Game pero lo suficientemente notables para que su nombre esté siendo considerado para la cita de Cleveland, a la que también aspira su compañero Fred VanVleet.