Porzingis: el «blando» que no convenció a los Lakers

Es cierto que sólo se hablaba de Jahlil Okafor o D’Angelo Russell como posibles opciones.

Estaba bastante claro que los Timberwolves se decantarían por Towns en el first picky la única duda era si Los Angeles Lakers gastarían la plata para invertir en un elegante pívot o en un base con madera de estrella. Finalmente fue Russell. Pero lo que algunos no recuerdan es que otros tuvieron su oportunidad. También el que a la postre sería elegido en el puesto 4º por los New York Knicks, Kristaps Porzingis.

Lluvia de abucheos y caras de atónita decepción. Pocos entendían que ese europeo desgarbado y que apenas había empezado a despuntar en España hubiera sido seleccionado por delante de perlas nacionales como Justise Winslow o Stanley Johnson. Y nadie, por supuesto, daba un duro porque, a día de hoy, la carrera del letón avanzara varios cuerpos de ventaja por delante de la del flamente point guard de los angelinos.

Pero, como decía, Porzingis tuvo su oportunidad. El ala-pívot realizó un work out privado con la franquicia californiana. Mitch Kupchak deseaba conocer a ese espigado ‘4’ al que algunos comparaban con una leyenda como Dirk; y Byron Scott, por entonces entrenador del equipo, quería comprobar de qué material estaba hecho ese espiga de aspecto frágil ondeante de 2,21.

Un entrenamiento Marine

Cuando en los videos de scouting abordaban las fortalezas de Porzingis, hablaban de su gran lanzamiento, impropio para alguien de su tamaño, de su movilidad, de su capacidad para correr la pista, de su elevado IQ… pero nunca de su poder para para ejercer de offensive tackle en la NFL. Y eso fue, precisamente, lo que Scott puso a prueba en aquella sesión de entrenamiento. Su punto más débil. Su dureza en la zona. La historia nos la trae Kevin Ding de Bleacher Report.

Y es que para ello, Scott no tuvo reparos en emplear un arma contundente: uno de sus técnicos asistentes, Mark «Mad Dog» Madsen. La mayoría lo habréis visto jugar; y los que no, seguro que con ese mote os lo podéis imaginar. Madsen se hizo un nombre en la NBA entre los años 2000-09 gracias a un juego físico  y ausente de gentilezas. Pues él fue el «rival» de Kristaps en la pintura en aquél work out.

En lugar de corroborar sus virtudes, Scott prefirió contrastar sus flaquezas. Y el centroeuropeo no pasó la prueba. El coach lo puso en evidencia, que es justo lo que quería, y todo el staff técnico de los angelinos desaconsejó su elección.

Alergia a la vieja escuela

La cuestión es que Porzingis venía de impresionar a las 30 franquicias de la NBA con una actuación sensacional en Las Vegas, y a raíz de ahí se fraguó su entrenamiento individual con los californianos. Pero en el seno de estos ya habían decidido. Querían un giro radical de dirección y concepción. Querían rejuvenecerse de cara a la galería. Y aquí, el bueno de Kristaps, simplemente no encajaba en el perfil.

Todo partía, según indican las fuentes, de un deseo de imitar a ese joven equipo que maravillaba al mundo: los Warriors. Por entonces, qué cosas, lo comandaba Luke Walton mientras se recuperaba Steve Kerr. Ése era el modelo. Y en él no había ningún jugador como Kristaps. Su equivalente en la cancha, Draymond Green, exhibía una exuberancia física totalmente opuesta.

Y, sin embargo, el entrenamiento que dispusieron para su posible ‘4’ parecía más una especie de desafío a su virilidad que una validación de sus dones. Y, al hacerlo, los Lakers perdieron de vista lo verdaderamente único que podía aportar este 7’3. Un talento de fuera-adentro de la bombilla sensacional.

Pero lo que se llevaba ahora en la NBA no era el pívot virtuoso, el ágil, el habilidoso. No. Lo que mola ahora es la máquina de matar, el tanque con el que atropellar, el bulldozer con el que dominar la zona a base de músculo y cerebro en los bíceps. Porzingis era un old school player. Un ala-pívot de la vieja escuela; y esa no era la imagen que querían transmitir los Lakers —qué pronto te olvidan, Pau—.

Rusell, el reflejo de Curry

Sin embargo, en D’Angelo… en D’Angelo sí que venían ese reflejo de la new school. En el de los Buckeyes sí veían un potencial proyecto de Stephen Curry, que era la moda, lo que había que buscar. Un 6,5 tanto con capacidad de pasar como de lanzar el balón. Un físico para nada explosivo altamente compensado con una habilidad innata para romper las defensas y confundirlas a base de talento.

Pudo haber sido Okafor, pero en las oficinas finalmente prefirieron al playmaker y acechar su pívot en el mercado. Actualmente, Okafor crece sin prisa pero sin pausa en Philadelphia.

El ‘Hoy’

Y en cuanto al prontamente descartado, hoy se come el mundo en New York. Este jugador, —al que yo también le habría apodado «ese extraño elemento» pero para el que sin duda Don Andrés habría tenido un apelativo mil veces mejor— se quedó sin visita a Los Angeles en su temporada rookie debido a que fue baja por enfermedad. En el Staples no habían visto en persona todavía de lo que era capaz de hacer el letón. Lo vieron anoche. ¡Vaya si lo vieron!

El blando cuajó una actuación bárbara de 26 puntos, 12 rebotes y 7 tapones. Quedará para siempre en las retinas de los aficionados cuya directiva optó por dejarlo pasar.

Pero, seamos justos, como hubiera hecho la mayoría.

Si bien el letón era considerado un lottery pick, ni en sueños apuntaba a top 5 para casi nadie. De entre sus pocos valedores rescatamos al héroe. Al que convenció a los knickerbockers: Clarence Gaines, su ojeador en España. Vaya paradoja que, sin embargo, el equipo con el que soñaba Porzigis eran… los Lakers.

El ‘Hoy’ nos dice que en su segundo año, este power forward es ya una estrella consolidada que brilla con luz propia junto a otros astros y compañeros de plantilla como Carmelo Anthony o Derrick Rose. Su techo es es la bóveda astral.

En tierra de Hollywood, los angelinos tampoco pueden estar descontentos con lo que tienen. Si bien más presa de la irregularidad, Russell ya ha dado claras muestras, sobre todo a principios de esta temporada y antes de su lesión, de lo que es capaz de hacer. En estos momentos promedia 15,1 puntos y 4,9 asistencias. Su techo no sé si también es desconocido, pero claramente apunta a muy muy alto.

Pudo ser Kristaps, finalmente fue D’Angelo. Ningún bust, sendos booms! Pueden darse ambos, huéspedes del Staple y del Madison, por muy satisfechos.


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