Quinn Cook, el comodín de Curry que podría perderse los playoffs

“No quiero que me llegue la oportunidad y no estar preparado». A veces, por desafortunado que sea, la lesión de alguien abre las puertas a otra pieza. El 8 de marzo, Stephen Curry, uno de los líderes de los Warriors, caía lesionado por cuarta vez esta temporada. Siempre los tobillos, su cruz, los mismos que hace unos años no le dejaron firmar un contrato más alto cuando no era ni la mitad de lo que es. Y pocos imaginaban que lo fuera a ser.

“No quiero que me llegue la oportunidad y no estar preparado”, decía Quinn Cook, el hombre con un contrato dual, el hombre que hasta la lesión de Curry contra los Spurs apenas había tenido presencia. Ni en los Warriors ni en la NBA. Debutó ahora hace trece meses, un 27 de febrero de 2017. Con la camiseta de los Mavericks, justo después de ser el MVP del All-Star de la G League. Un poco antes, en la 2016-16, había sido Novato del Año en esa competición. En 2015, con Duke, había ganado la NCAA. Ese equipo de Duke de Justise Wislow, Jahlil Okafor o Tyus Jones. Ahí Cook era un veterano senior, cuarto año, cierre de ciclo perfecto. Ganó la NCAA y concluyó sus cuatro años con los Blue Devils firmando unos guarismos de 11,0 puntos, 2,7 rebotes, 3,6 asistencias, 1,1 robos en 143 partidos.

Nada de eso, sin embargo, suficiente para ganarse sitio en el Draft ni para debutar a corto plazo en la NBA. Tuvo que esperar para ello casi dos temporadas, hasta ese citado 27 de febrero de 2017, cuando los Mavericks le llamaban para un contrato de 10 días. Había construido su legado en la G League, en los Canton Charge,  y los frutos los empezaba a recoger, pero no tan abundantes como esperaba. De Dallas saltó a los Pelicans, más vinculaciones temporales y un premio final en NOLA de acabar la temporada con un contrato de esos por más de un curso que son más efectistas que efectivos. En julio, New Orleans le despedía y su apuesta en la pretemporada de 2017 con los Hawks tampoco salió bien.

El ‘two-way’ de los Warriors

La suerte existe, pero hay que buscarla y cuando te viene a visitar, tienes que estar listo. Cuando para la 2017-18 la NBA decidió incluir los contratos duales, esos que amplían hasta diecisiete el número de jugadores de un equipo, con dos puestos extras para piezas de la G League, Cook era uno de los grandes candidatos a ello. A priori, siempre sonaba a mal negocio para los tipos que ya habían probado las mieles de jugar en la NBA. Los two-way eran mejor opción que regresar a la G League y aspirar a unos miles de dólares anuales, poco más de 20.000; sí, pero tampoco eran la panacea. Cook tendría, como todos los nombres bajo contrato dual, un máximo de 45 días de servicio en la NBA y el resto lo debía pasar en la liga de desarrollo. A cambio, un poco más de dinero de lo que normalmente se gana el la G League, con un contrato máximo de 75.000 dólares, y la prorrata del salario mínimo de la NBA según las jornadas pasadas con el equipo.

No obstante, para alguien que pasó meses y meses en la G League, volver ahí tras haber celebrado 14 partidos de la NBA entre Texas y New Orleans podría ser perfectamente calificado como paso atrás. Pero el paso al frente, el otro lado de la moneda era que si te tiene que llamar alguien para este tipo de trabajos, que sean los Warriors, ¿no? Si va a ser un año de idas y venidas, de vuelos individuales y de incorporaciones y llamadas de una liga a otra, de la NBA a la G League y al revés, que eso fuera en los actuales campeones.  El 17 de octubre firmaba un contrato dual con Golden State. No parecía que jugar en una maquinaria ofensiva como eran y son los Warriors fuera a ser cosa fácil. Le tocaba esperar.

 Problemas de Curry

“Esperaba que hiciera esto”. Palabras de uno de los santos del vestuario, un Draymond Green que bendecía a mediados de este mes de marzo a Cook. El ex de Duke por fin había aprovechado su sitio tras una nueva lesión de Curry. No lo hizo en diciembre, o no del todo, cuando cayó Curry durante algunas semanas. Pero algo había cambiado en este curso para él a partir de 2018, cuando conectó tres partidos de 41 puntos con los Santa Cruz Warriors, uno por cada mes vivido de este año. En Canton se había ido hasta los 49 puntos, diciembre de 2016, inservibles para que LeBron James, en ese casting de bases que abrió en enero de 2017, lo tuviera ni en consideración seria.

Pero en marzo de 2018, decíamos, todo era distinto. Quizá así sea para Cook, quien ha conseguido que los Warriors no echen de menos a Curry en este sector de encuentros. Él ha promediado 24,3 puntos en los últimos tres encuentros, incluidos 28 ante los Suns, mejor anotación profesional en la NBA, que superaba los 25 de un día antes, viernes 16. Dos récords de carrera seguidos y en los Warriors. Y como sustituto de Curry, el mismo que le escribió un mensaje en el descanso del choque ante Phoenix para que siguiera tirando. “No me importa que lleves un 0/25, no dudes en tu tiro 26”, contó el propio exterior a Desert News sobre lo que le había dicho Curry. Así que Cook y sus 24 años salieron al tercer cuarto del Talking Stick Resort Arena endemoniados. Firmó 18 puntos en ese parcial para los citados 28 contra los Suns. Luego, el lunes, 20 en la derrota delante de los Spurs. Fino, fino.

“Escuchar eso de quien viene te da mucha confianza, hace que me quite la presión y pueda jugar mi juego. Creo que los Warriors me ficharon porque sabían lo que podía hacer”.

Todo es estupendo, pero hay un problema: los playoffs

A día de hoy, Cook no podría disputar las eliminatorias por el anillo. No, es una cuestión de haber consumido sus 45 días de tope en la NBA, más cuando a partir del final de la Liga Regular de la G League  ese margen temporal deja de existir y los jugadores con acuerdo doble pueden estar ya sin miedo todo el tiempo que deseen, o que estimen oportuno sus entrenadores, en una disciplina NBA. No es ningún problema de esos. El asunto está en la legalidad del two-way y que es muy claro al respecto de los playoffs: un jugador bajo ese régimen laboral no puede estar presente en la post temporada, no puede jugarla. Claro, está la opción de hacerle a Cook un contrato estándar antes de que acabe la liga regular y poderle inscribir en los playoffs, pero la cuestión es que aquí el límite es de 15 jugadores. Y para darle sitio a Cook, los Warriors tendrían que cortar a alguien. Steve Kerr no se ha mostrado predispuesto a hacer cambios en el roster, señalan medios afines a Golden State, pero algunas informaciones apuntan a la posibilidad de que Omri Casspi sea el damnificado.

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“No voy a entrar en eso. Sé que mis compañeros y mi entrenador saben que soy un jugador de la NBA a tiempo completo. El hecho de que ahora tenga un two-way es una pequeña motivación para mí. Pero no es mi estilo salir a demostrar y probar que soy un jugador de la NBA. Solo quiero ayudar al equipo a ganar todo lo que sea posible. El resto se resolverá solo”, aseguraba Cook sobre su futuro a Desert News.

Este viernes, contra los Hawks, vuelve Curry. Cook pasará a un papel secundario, de mero suplente de la estrella. Pero esta vez, a diferencia de otras, nada es igual. Alguna tecla ha tocado Cook para dar el nivel que se le presuponía. Y la NBA suele premiar esto, porque tampoco es tonta. Cook obtendrá recompensa a estas semanas, ya sea en forma de playoffs o en forma de contrato de verdad en la 2018-19. Pase lo que pase y sea donde sea, ya no hay marcha atrás.


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