¿Se pueden sacar conclusiones de las pretemporadas?

De todas las razones por las que los equipos NBA disputan partidos de pretemporada, hacerlos llegar al público general no está entre ellas. En lo deportivo, estos amistosos no buscan más que ser un campo de pruebas reducido donde terminar la puesta a punto antes del comienzo de temporada. En lo económico, una excusa para penetrar en mercados con capacidad de explotación comercial a corto o medio plazo. Si no hay nadie al otro lado del televisor a la NBA le importa poco porque no cuenta con esos espectadores en sus finanzas. Algunos de los que leeréis esto y un servidor vemos alguna cosa que otra por puro síndrome de abstinencia. Pero lo normal es que estos encuentros únicamente sean consumidos por el aficionado que sigue a su equipo de forma exhaustiva o el que puede acercarse al estadio para matar el rato.

Los amistosos de pretemporada son un producto que incluso la NBA trata de forma marginal. Incluso la Summer League se anuncia con mayor efusividad en los canales oficiales de la liga y sus principales voceros. Siendo así ¿un árbol realmente hace ruido al caer si no hay nadie para escucharlo? ¿Se pueden sacar conclusiones de los partidos de pretemporada? La primera la podéis buscar en Google. La segunda se responde con un rotundo sí.

NBA on tour

La pretemporada es el momento perfecto para que las franquicias exploren aguas internacionales donde sembrar la semilla de la liga o hacerle un guiño a mercados ya prolíficos. Este año el destino más sonado ha sido Japón, donde Warriors y Wizards disputaron una velada doble que abrió la pretemporada. Golden State se plantó en tierras niponas porque… son el equipo más popular de la última década a nivel global. Stephen Curry y tal. Washington hizo lo propio porque Rui Hachimura es japonés. Hasta aquí el análisis.

Más interesante resulta que Clippers y Blazers decidan enfrentarse en el Climate Pledge Arena —bien ahí el ecologismo liberal— de Seattle. En aquel recinto donde murieron los sueños de los Supersonics a la espera de una nueva casa que nunca se construyó, ambas franquicias disputaron un encuentro con sabor a promesa. Jody Allen, propietaria de los Blazers y de los Seattle Seahawks, es nativa de la capital de Washington —la del noroeste, no DC— y ella y Steve Ballmer aprovecharon las vísperas del amistoso para darle voz al anhelo de toda una ciudad.

Seattle es uno de los mercados más apegados al baloncesto de Estados Unidos y a estas alturas resulta un clamor que sigan sin gozar de una franquicia NBA. Es un secreto a voces que, en caso de una más que posible expansión de la liga esta misma década, la ciudad de los Sonics parte con ventaja para ser una de las beneficiarias. Pero mientras ese ansiado momento no llegue, la NBA no dejará de hacerle guiños a una ciudad con la que casi se siente en deuda.

En la misma dirección, hoy mismo LeBron James reiteraba su intención de formar parte de la propiedad de una franquicia NBA en Las Vegas. Aunque a este paso la expansión llegará años antes de que cuelgue las zapatillas. Por cierto, tal y como se ve en la foto que encabeza el artículo, James y Westbrook vuelven a ser amiguitos tras su episodio en la Summer League.

Rotaciones

Por lo general los amistosos de esta pretemporada están siendo simulaciones de primeras partes. Los titulares rara vez saltan a cancha después del paso por vestuarios y esos segundos 24 minutos los disputan entre suplentes, jugadores de fondo de armario y gente que ni siquiera va a debutar en partido oficial con la camiseta que portan estos días. No obstante, sí hay algo de verdad en las rotaciones de esos primeros periodos. Por sofisticados que parezcan, los entrenadores NBA suelen ser profesionales de convicciones férreas y piñón fijo. A lo largo de la temporada hay demasiadas variantes y partidos como para estar toqueteando cosas todas las noches sin razón aparente. Lo cual implica que el reparto de minutos que se intuye en estos encuentros seguramente sea la hoja de ruta de las primeras semanas de temporada regular.

Anoche Raptors y Celtics disputaron una prórroga con Khem Birch y Payton Pritchard como principales estandartes. Nada que extraer de ahí. Pero cosas como la titularidad de Santi Aldama en los Grizzlies ante la baja de Jaren Jackson Jr. o los minutos de primer cuarto que Thibodeau le está otorgando a Obi Toppin seguramente sean movimientos que se repliquen en los primeros compases de competición.

Regresos

La pretemporada también es un momento especialmente designado para la vuelta de viejos conocidos que hacía tiempo que no les veíamos. En concreto estos días la liga celebra el regreso de Ben Simmons, Kawhi Leonard, Jamal Murray, Damian Lillard, Zion Williamson, etc. Siendo francos, hay poco que analizar en estos primeros coletazos tras los hiatos que han sufrido sus carreras recientemente. Basta con congratularse por ver a alguno de los mayores talentos del mundo volver a jugar al baloncesto, pero hasta ahí llegan las observaciones. Nada de lo que se vea estos días es un ejemplo a tomar para cuando haya cosas de verdad en juego.

Sin embargo, hay una regla para cada excepción. En la mayoría de los casos citados, los protagonistas son estrellas cuya aproximación al juego y jerarquía son de sobra conocidas. El espectador medio sabe perfectamente qué esperar de Kawhi, Dame o Murray y cómo sus equipos deben responder a su regreso. Pero Ben Simmons acudía a este training camp siendo una absoluta incógnita y lo visto con él sí ayuda a desperezar la versión que imaginar en Brooklyn.

Aunque sean pequeñas pinceladas, parece que en ataque estático Steve Nash tiene dos planes marcados con él. Siendo estos explotar sus intervenciones al poste como distribuidor, donde es uno de los mejores de la liga, y su juego sin balón sin necesidad de involucrarle en el pick-and-roll. Es decir, sacar ventaja de sus cortes a canasta y su potencial dominio cerca del aro. Cabe esperar que, de cuando en cuando, Irving y Durant le presten alguna posesión para que mande jugada, pero lo normal será que ejerza su comandancia como conductor de transiciones. Esto no habla del nivel y adecuación que Simmons tendrá en los Nets, sino del lugar que Nash pretende que ocupe en sus propósitos.

Estados de forma

Esta noche LeBron ha anotado 23 puntos en 17 minutos y con un 72% de acierto en tiros de campo. Excusa perfecta para volver a decir que se ha bañado en la fuente de la juventud eterna y que comienza su vigésima temporada con capacidad de dominar la competición. Aunque el año pasado no fuese capaz de asegurar un 50% de victorias promediando 30 puntos, 6 asistencias y 8 rebotes. También promedió su máximo de carrera en ahorro de esfuerzo defensivo. Sacar conclusiones del nivel o el estado de forma de las estrellas en pretemporada es una patraña. Ahora bien, hay jugadores que llegaban a esta pretemporada con la expectativa de dar una vuelta de tuerca a su carrera y en los que sí merece la pena pararse para vaticinar cuál será su nueva realidad una vez esto arranque de verdad.

Durará lo que dure, pero Willy Hernangómez vive un momento tremendamente dulce en su carrera. Con un MVP del Eurobasket colgado al cuello el entorno le percibe de forma diferente. Y él surfea una ola de confianza que su trayectoria profesional desconocía. El pívot siempre ha sido un jugador solvente en ataque a pesar de los pocos minutos de los que ha solido gozar. Pero con solo un partido de pretemporada a sus espaldas, se intuye que su estatus ha cambiado por el simple hecho de que él mismo se lo cree más que nunca. Su aproximación al juego y su lugar en el equipo han cambiado y da la sensación de que, pase lo que pase en la temporada, su importancia en Nueva Orleans será mayor que nunca en el devenir de un (buen) equipo NBA.

Obviamente el párrafo anterior solo existe por un tema de nacionalidad, pero también por mero seguimiento de las narrativas surgidas en el pasado Eurobasket. Es ahí donde Lauri Markkanen ya ha marcado territorio para convertirse en la cara de unos Utah Jazz en completa reconstrucción. Como si siguiese comandando a la selección de Finlandia, el ala-pívot encabeza la tabla de tiros intentados por noche y tiene vía libre para lanzar dónde y cuándo le apetezca. Aunque sea con un 18% de acierto en triples. De nuevo, esto no habla del rendimiento de Markkanen una vez comience el curso, pero sí de la encarnizada lucha que él y Collin Sexton van a librar por ser la cabeza del ratón que van a ser los Jazz en los próximos años. Lo cual, por banal que parezca, sí tiene una importancia real en la configuración de este tipo de equipos.

Dicho todo esto, hay poco que rebañar en estos encuentros. La NBA sabe que basta con ver las mejores jugadas al día siguiente para que haya merecido la pena filmar este tinglado. Y eso es a lo que se limita —y se debe limitar— el gran público. Estos partidos son lo que son, y las consecuencias de su visualización corren bajo vuestro propio riesgo y solo con prescripción médica. Eso sí, percibir tamaña falta de competitividad no hace más que acrecentar el deseo de que llegue ya el 17 de octubre.

(Fotografía de portada de Ethan Miller/Getty Images)


EXTRA NBAMANIACS

Nuestro trabajo en nbamaniacs es apoyado por lectores como tú. Conviértete en suscriptor para acceder a beneficios exclusivos: artículos especiales, newsletter, podcast, toda la web sin publicidad y una COMUNIDAD exclusiva en Discord para redactores y suscriptores.