Stephen ‘Termómetro’ Curry

Con la llegada de Kevin Durant a Golden State Warriors ha habido un evidente cambio en el fondo y la forma de liderazgo del equipo. Era lógico, ya que Durant es una estrella de nivel mundial a la altura de los mejores. Incluso tras la temporada pasada de Curry, inolvidable e imborrable en escala individual, han tenido que revisar los roles para acoplar a otra estrella más al plantel de este equipo.

Dicho lo cual, una cosa no quita a la otra. Pese a lo comentado, la importancia de Stephen Curry sigue siendo capital. Entre tanta marea de jugador importante y ego incontrolable es donde se termina viendo quiénes sostienen las cuerdas del grupo. Siempre se destaca a Draymond Green en este aspecto, pero la influencia de Curry va un paso más allá tras esta reconstrucción de posiciones internas.

El cuarto partido de la serie final entre Warriors y Cavaliers, el único punto que hasta el momento han ganado los de Cleveland, vuelve a poner de relieve la importancia de que Curry deba mantener un nivel estable para llevar a su equipo hacia la victoria global.

El momento decisivo

Donde se ve la influencia de la que hablamos es en la fase decisiva del campeonato. Cuando el aro se hace pequeño y la muñeca se agarrota, cuando el cansancio pasa la factura más cara. Es algo que se ha echado en cara a Steph Curry desde que los Warriors están en el alambre, estos tres últimos años. Que no da en el período final lo que sí da en el período regular.

Esto lleva a echar la vista atrás y ver por qué y de dónde salen esas acusaciones, sobre todo desde el seno de la propia afición de Golden State. De sus actuaciones más escondidas llegan el MVP de las Finales 2015 para Andre Iguodala por la verdadera influencia ejercida en el contrario y el O’Brien de las Finales 2016 para Cleveland Cavaliers tras el peor partido en el peor momento.

La pasada temporada se demostró que Curry debe ser el de siempre en todas las situaciones por mucho que esté adherido a un equipazo de leyenda. De nada te sirve un 73-9 en temporada regular o ser el primer MVP unánime si te desvaneces cuando hay que asegurar victorias y cerrar el trabajo.

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El cuarto partido de estas Finales 2017, en el que los Cavs se pusieron 3-1 para salvar los muebles, es la muestra más reciente de todo lo comentado. El doble-doble (14 puntos y 10 asistencias) de Curry es de papel de fumar si lo comparamos con todo lo demás. Dejando de lado los porcentajes de tiro y las pérdidas de balón, destaca sobre todo lo demás el -25 de balance que firmó.

Ese -25 supuso que fuera el peor de su equipo y de todo el partido en ese apartado (+/-). Es el peor puntaje de Curry en toda la temporada, justo en el partido en el que tienen la oportunidad de ganar el ansiado campeonato.

Algo que se repite

No es una cosa que sea flor de un día. Este hecho se ha repetido en el ciclo actual de tres años en los que la NBA está siendo dominada por Warriors y Cavaliers. Stephen Curry, pese a ser una de las estrellas de la gran liga y un talento técnico fuera de cualquier normalidad, falla más de lo que debería en estos momentos críticos.

En los partidos que Curry ha jugado estos tres últimos años, el récord es de 2-15 cuando él tiene un balance negativo en pista. Sólo contra Houston Rockets en 2015 y contra Cleveland Cavaliers en 2016 los Dubs lograron la victoria pese a la mala aportación de su nº 30.

En los playoffs de este año el 15-1 que acumula Golden State Warriors sirve tanto para las victorias del equipo como para los partidos en los que Curry ha aportado un balance negativo en sus minutos en cancha.

Todo esto da una medida mental bastante aproximada de lo que significa tener a un Steph concentrado y acertado. La columna vertebral de los Warriors empieza y acaba en él, siempre va a ser así cuando él esté, a pesar de que haya otros compañeros que cumplan otras funciones más o menos importantes. No hablamos de liderazgo o carácter, de ideología o compañerismo, hablamos de que el que tenga al lado sepa que todo será más fácil cuando Steph tenga el día bueno.

Solución

Realmente hay una mejora en las prestaciones de Curry. Está rondando el triple-doble en las Finales 2017, aunque el apartado de rebotes sea muy relativo en su caso por la naturaleza de los que suma. Lo que no se entiende es por qué en unos playoffs donde los Warriors han alcanzado el nivel óptimo de juego, con un Durant ya perfectamente acoplado, Curry desciende sus medias ahora que llega la fase decisiva. Y más, dependiendo del terreno. De los 27,7 puntos ante Blazers, Jazz y Spurs a los 28,7 en las victorias ante los Cavaliers, contrastándolo con los 14 puntos en los que se quedó en el game 4 donde su equipo no pudo ganar el anillo.

No nos engañemos. Todos los jugadores tienen derecho a jugar uno, dos, tres partidos malos. Es algo que ocurre sí o sí, sería una locura el tratar de ocultarlo. El problema para Curry, lo que se le critica, es el timing. Que, cuando el equipo se lo pide, no siempre está. Eso es lo que, en algún momento u otro, deberá enmendar con una actuación memorable en un partido definitivo para demostrarle a sus más fieros críticos qué clase de jugador es.

En 2015 y 2016 los Cavs tenían en sus filas a Matthew Dellavedova, altamente criticado por su defensa al límite del reglamento. El trabajo que realizó en las finales de ambos años fue, principalmente, enfocado a parar a Stephen Curry. Lo logró a ratos. En 2017 le defienden Irving y Williams, que no destacan para nada en defensa, y se lo están haciendo pasar mal para que encuentre su habitual ritmo frenético, donde es absolutamente imparable. Una de las incógnitas que Kerr debe resolver si quiere asegurar su 2º campeonato. Sólo Curry entiende a este Curry.


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