Terry Stotts, el renovador de hombres toscos

Los Blazers fueron uno de los pocos equipos que se movieron antes del trade deadline de este año y firmaron un movimiento que se podía vislumbrar con anterioridad: Mason Plumlee fue traspasado a los Nuggets a cambio de Jusuf Nurkic. Pívot por pívot.

Un canje con razones pero que en la práctica ponía en dificultades la poca estabilidad que tienen los Blazers esta campaña, ya que el mediano de los Plumlee estaba siendo de los mejores en el equipo en esta 2016/17 y el interior bosnio había quedado relegado a poca participación en su anterior equipo.

El papel regenerador que se requiere en la franquicia desde el éxodo de cuatro de los cinco titulares en 2015 lo tiene que asumir Terry Stotts. Porque puede. Un entrenador de excelente calidad, buen gestor de grupo y ayudante en las tareas de mejora de jugadores jóvenes. Además de en quienes hay que centrar el debate, Plumlee y Nurkic, hay más ejemplos: Robin Lopez, bajo su mando, pasó de unidimensional a ser el jugador con mejor ratio ofensivo de la liga (128,1) en 2014 y le hizo escalar la montaña de sus propios miedos a mejorar; Meyers Leonard, al que dio la confianza suficiente cuando llegó para llegar al 42,9% en triples y para establecerse como el pívot suplente del equipo a lo largo de los años.

Ha demostrado su pericia con dos jugadores, los de ese traspaso al que aludíamos, que andaban faltos de nuevos objetivos y a los que Stotts y su equipo técnico han forzado a adaptarse a los nuevos tiempos.

La senda de Stotts

Las ocurrentes ideas de Terry no son flor de un día ni tampoco se le pasan por la cabeza el día anterior. En esa cabeza bien amueblada hay sosiego, inteligencia y mesura. Por seguir hablando de Portland, elevó a Aldridge a categoría de estrella y acercó a la misma a Batum, armó de confianza a Aminu para ser amenaza técnica y no sólo física, levantó a C.J. McCollum de jugador residual a tirador titular… La lista de atributos va in crescendo en apenas cinco temporadas.

Las fuentes de las que ha bebido son también de calidad, así se empieza a explicar todo. Sin ir más lejos, siendo campeón en 2011 como asistente de Rick Carlisle, otro de los grandes entrenadores de la NBA. En cuanto Carlisle llegó, en 2008, le fichó. Algo especial vería en Stotts. Y va ya para década de Carlisle en Dallas, el próximo año, el que podría ser el primer sin Dirk Nowitzki o el último con él. Aquel anillo en el dedo fue el impulso para un proyecto serio y de futuro tras otras incursiones anteriores (Atlanta en 2002, Milwaukee en 2005).

Para el recuerdo también queda su única temporada en España, la 1983/84, como jugador de Estudiantes Caja Postal. Allí, otra semillita: «Se interesaba mucho por las cuestiones tácticas, algo que en general no es muy habitual entre los jugadores, especialmente entre los extranjeros. En las charlas pre-partido siempre tomaba la palabra, preguntaba, proponía», decía de él Javier García Coll, compañero suyo en aquel equipo y actual Director de Servicios del Área Deportiva del Real Madrid (y hombre de confianza de Zinedine Zidane). Quizá allí también aprendió algo de cómo tratar a un pívot con movimientos limitados, ya que en aquel Estu los más destacados eran Chuck Aleksinas, de 2,11 metros y 117 kilogramos, y él. Chuck fue premiado con la llamada de la NBA en el verano posterior, jugando una temporada con Golden State Warriors, pero Terry tuvo que seguir haciend camino en Europa. Eso marca.

Teniendo el control, y dada su dilatada experiencia en ambos ámbitos, campo y banquillo, Stotts ha creado un comunidad de reglas en las que los jugadores se encuentran muy cómodos, con la justa autogestión y espacio para probarse a sí mismos pero con la rectitud justa para que nada se vaya de madre. Lo tiene controlado. Una de las normativas internas, la de no tener cerca los teléfonos móviles durante las comidas de equipo, fue implantada por -hilándolo con el tema del texto- otro de esos pívots toscos, Chris Kaman.

Y es que esa figura es la que ha sorprendido esta temporada en Oregón, la del pívot puro siendo cauce de juego. No tirador, como es la tendencia actual con la nueva generación, sino director de orquesta.

Plumlee

Mason Plumlee es ejemplo de la mejora de la que hablamos. A considerar si es el mejor ejemplo, pero sí que es el más impactante. No en aspecto de desempeño físico, donde siempre ha sido diferencial, no en aspecto de desempeño en tiro, donde haría falta mucho más trabajo. Stotts ha estado jugando con él mucho, haciéndole más partícipe de los ataques que en otras temporadas.

En lo que ha estado destacando, apuntando también que ha sido el segundo máximo asistente (4 por partido, sólo por detrás de Lillard), es en el juego en la cabeza de la bombilla y en el centro del arco, alejado pero con perspectiva para dirigir -sí, dirigir- muchos ataques del equipo. Del pick&roll, herramienta útil donde las haya, saca dos lecturas: o penetrando hasta línea de fondo y doblando o quedándose atrás y tratando de picar balón al compañero.

Ya sea en frontal o abierto en el poste alto, zonas donde está dominando esta temporada, Plumlee ha adquirido otra talla en lo que a desempeño personal se refiere. Disfrútalo, Malone.

Nurkic

Jusuf Nurkic es el pívot que ahora disfrutará el Moda Center. Lo hará tras haber estado a la sombra de la verdadera cabeza visible en esta nueva figura del ‘point center’, el también balcánico Nikola Jokic. Ya había dado muestras de visión en cancha, y no sabemos si ha sido uno de los instigadores del crecimiento exponencial del propio Joker, pero ahora se encontrará con otro escenario donde volver a mostrar esa habilidad de pase.

En su caso, tira mucho más de posteo ante defensor y balón dobladoo sacado fuera. Y una pecualiridad en ello es ese gesto chulesco, que no tiene porque ser malo tampoco, de coger el balón con una mano mientras mira el horizonte pensando qué decisión tomar. Hasta para eso hay que valer.

En sólo cinco encuentros ya se ha puesto en 3,8 asistencias de media, 3º que más tras los dos mencionados anteriormente. Quieren que funcione, le están buscando y él responde.

Charles Dickens: «No juzques nada por el aspecto, sino por la evidencia»

Plumlee y Nurkic son dos buenos ejemplos de evolución dirigida hacia otros términos que los que se están estableciendo como normales entre los jugadores interiores en progresión. Dos torres, dos morlacos, dos poderes en la pintura… que están destacando fuera de ella por su destreza y finura.


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