La NBA ha comunicado que 48 de los 546 jugadores a los que se han hecho test entre el 24 y el 30 de noviembre han dado positivo en COVID-19. Estas pruebas, efectuadas en el regreso de los integrantes de las franquicias a las ciudades de sus equipos, tienen como objetivo dar comienzo a la pretemporada en condiciones de absoluta seguridad, de forma que aquellos que hayan dado positivo tendrán que someterse a los protocolos establecidos por la liga para poder reincorporarse.
Cabe destacar antes de nada que la NBA ya contaba con un número amplio de positivos, de forma similar a lo que ocurrió cuando las plantillas se incorporaron a la burbuja de Orlando. Si bien en aquella ocasión el número fue menor (16 positivos de 302 test, un 5,3% frente al 8,8% de estos días), sigue siendo una situación controlable y que no supone ningún tipo de cambio con respecto al calendario establecido tanto para la pretemporada como para el arranque de la temporada regular.
No obstante, algunas franquicias sí que han tenido que modificar sus planes. En concreto, los Warriors han decidido posponer el inicio de su training camp debido a varios positivos, pero siguen siendo modificaciones relativamente pequeñas que no impiden que todo pueda echar a andar con cierta normalidad para los tiempos que corren.
Lo que sí será interesante de ver es cómo evolucionan los jugadores que han dado positivo, ya que algunos de ellos podrían no llegar al inicio de la pretemporada. Los primeros partidos están programados para el día 11 de diciembre, y dado que el protocolo de la NBA establece un mínimo de 12 días de ausencia para los infectados, cabe la posibilidad de que aquellos que se hicieron los test en los últimos días de noviembre no estén listos para entonces. Con todo, es mejor que esto ocurra ahora a que tengan que parar tantos días con el curso ya en marcha.
(Fotografía de portada: Douglas P. DeFelice/Getty Images)